miércoles, 17 de marzo de 2010

REPORTE FOTOGRAFICO DE UNA DE LAS MARCHAS REALIZADAS EN PUEBLA DE APOYO A LA HUELGA POLITICA NACIONAL Y AL SINDICATO MEXICANO DE ELECTRICISTAS.














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Participación en las acciones de apoyo a la HUELGA POLITICA NACIONAL:



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Sindicatos y organizaciones sociales se unen a electricistas; bloqueos carreteros en Chiapas y Puebla

Protestas en varios estados en apoyo al SME; riña con la PF deja 3 lesionados en Hidalgo
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Con gases lacrimógenos, agentes de la Policía Federal impidieron que electricistas colocaran banderas rojinegras en un almacén de Luz y Fuerza de la calle Simón Bolívar, en la ciudad de MéxicoFoto Carlos Ramos Mamahua
De los corresponsales
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 14

Sindicatos y organizaciones sociales protestaron este martes en diversos estados para apoyar la huelga nacional convocada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), cuyos miembros se enfrentaron con la Policía Federal (PF) en la comunidad Juandhó, del municipio de Tetepango, Hidalgo, lo que dejó al menos tres electricistas heridos.

Asimismo, afiliados al SME colocaron banderas rojinegras en instalaciones de la desaparecida Luz y Fuerza del Centro (LFC), bloquearon carreteras en los estados de Chiapas y Puebla y se manifestaron en los estados de Oaxaca, Michoacán, Nuevo León, Morelos y Coahuila.

Al menos tres electricistas resultaron heridos al enfrentarse en Tetepango con agentes de la PF, a quienes se atribuyó hacer disparos al aire. El incidente ocurrió en la subestación eléctrica de Juandhó, cuando los trabajadores de LFC trasladaban tierra y piedras para bloquear las entradas al lugar. Al cierre de esta edición no se había determinado si las lesiones de los trabajadores eran por arma de fuego o golpes de los uniformados.

A las 3 de la tarde, los inconformes abrieron un canal de riego y anegaron las instalaciones de Luz y Fuerza. A continuación llegaron unos 400 agentes federales que mantuvieron vigilado el lugar.

Los inconformes con la extinción de LFC colocaron banderas rojinegras en los otros tres centros de distribución de energía eléctrica de Hidalgo. En Pachuca, Tula, Tetepango y Cuautepec, los cerca de mil 800 trabajadores de la entidad que se mantienen en las filas del SME realizaron manifestaciones, colocaron banderas de huelga y se marcharon. En cada lugar quedaron pequeños grupos, vigilados por agentes de la PF.

Miles de maestros de la sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y campesinos de distintas organizaciones efectuaron en Chiapas marchas y bloqueos carreteros en apoyo al SME y contra las autoridades educativas, federales y estatales.

Los manifestantes chiapanecos bloquearon las entradas y salidas de los municipios de Tuxtla Gutiérrez, Villa Flores, San Cristóbal, Tapachula, Comitán, Pichucalco, El Bosque, Motozintla y Benemérito de las Américas.

Por otra parte, los electricistas de la División Nuevo Necaxa, Puebla, bloquearon los accesos a las 17 subestaciones de LFC en el estado, donde montaron guardias por tiempo indefinido, con apoyo de organizaciones sociales, campesinas, estudiantiles y religiosas. Al menos 200 policías arribaron a Huauchinango –a dos horas de la capital poblana– para vigilar las protestas. No hubo agresiones ni enfrentamientos.

En Puebla, los trabajadores de LFC se manifestaron llevando copias del amparo contra una eventual detención, luego de que hace unos días policías federales aprehendieron a Domingo Aguilar Vázquez, líder de los electricistas en la entidad, acusado de robo.

En tanto, Toluca, la capital mexiquense, más de mil integrantes del SME marcharon por las principales avenidas. La movilización se realizó sin incidentes, salvo cuando los manifestantes llegaron a las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), al poniente de la ciudad, donde arrojaron huevos y piedras. También instalaron banderas rojinegras en subestaciones, estaciones y dos termoeléctricas de LFC en al menos 12 municipios del estado de México.

La sección 22 del SNTE suspendió labores para sumarse a la huelga nacional promovida por el SME y bloqueó avenidas, carreteras, casetas de peaje, plazas comerciales y oficinas de los gobiernos federal y estatal en la capital de Oaxaca. En respuesta, funcionarios estatales se reunieron con la comisión política de los profesores, para atender los reclamos del gremio magisterial.

Carlos Camacho, Arturo Alfaro Galán/La Jornada de Oriente, Ángeles Mariscal, Elio Henríquez, Israel Dávila, Silvia Chávez, Javier Salinas, René Ramón, Octavio Vélez, Ernesto Martínez, David Carrizales, Rubicela Morelos y Julio César Ramírez

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¡Ustedes también tienen hijos!, decía una mujer enfurecida

Ningún elemento de la PF preguntó siquiera por la salud de los niños

Con gases lacrimógenos, los federales evitaron banderas rojinegras en la Obrera

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Encabezados Martín Esparza, dirigente del SME, los electricistas marcharon ayer a las instalaciones centrales de LFC, en la ciudad de México, donde colocaron banderas de huelgaFoto María Meléndrez Parada
Rosa Elvira Vargas
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 13

La mujer no podía contener las rabiosas lágrimas y, a pesar de su avanzado estado de gestación, desde la acera de enfrente espetaba a los uniformados: ¡Ustedes también tienen hijos, putos!

Resumía así la ira que vecinos y electricistas sintieron ahí, al igual que en el resto de la ciudad y en las entidades donde daba servicio Luz y Fuerza del Centro (LFC), ante el excesivo uso de violencia del gobierno federal para impedir a estos trabajadores ejercer su derecho a huelga.

La asamblea en el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) dispuso plantarse ayer sobre todo en las instalaciones de la empresa donde se realizaban labores operativas y evitar –quizá ya muy a destiempo– el saqueo del material con el cual se instalan o reparan las líneas del fluido eléctrico.

Los sindicalistas cumplieron con la instrucción: al filo del mediodía se apostaron frente a los talleres de Mantenimiento y de Cables Subterráneos, en las subestaciones y demás. En tanto, dentro de cada sede, desde la madrugada estaban ya reforzados los agrupamientos de la Policía Federal.

La indicación fue que de manera pacífica lanzaran consignas, realizaran mítines, colocaran banderas rojinegras e impidieran la entrada y salida a esos lugares, lo que se realizaba simultáneamente a las acciones de su dirigencia nacional en las oficinas centrales de LFC, en el cruce de Marina Nacional y Melchor Ocampo.

Salvo detalles, todo ocurrió conforme a lo planeado. Unos 200 electricistas estuvieron todo el tiempo en las instalaciones ubicadas en Pensador Mexicano, alrededor de 600 sobre Camino a Santa Fe, en los almacenes centrales de Belén de las Flores, otros 500 en las instalaciones de Cables Subterráneos en Vértiz... y así.

Claro, menos en la calle de Simón Bolívar, donde los policías federales se desplegaron para cubrir la fachada del almacén de Cables Subterráneos y Taller de Mantenimiento. Y de un jaloneo con los trabajadores para impedirles colgar las banderas de huelga, que éstos repelieron lanzando piedras, de inmediato los uniformados pasaron a lanzar –desde la azotea– al menos seis granadas de gas lacrimógeno. La cuadra se nubló de blanco y los efectos sobre ojos, nariz y garganta fueron inmediatos para quienes se encontraban en la calle, incluidos los policías.

El gas se filtró en la escuela primaria Simón Bolívar –ubicada enfrente de las instalaciones de LFC–, en la vecindad que colinda con el plantel y, unos metros a la izquierda, en la guardería Integra –donde se atiende a niños de entre 43 días de nacidos y menos de cuatro años–, y afectó a la gente que comía en los puestos ambulantes de Fray Servando.

A esa hora –pasaba ya del mediodía–, los chicos de la primaria se disponían a salir, y tanto ellos como sus padres y maestros resultaron muy dañados. Los retiraron de inmediato, pero luego, con furia, los adultos se lanzaron a reclamar a los policías por su proceder.

En la guardería, con los primeros signos del químico, sonó la alarma. Se dispuso el desalojo inmediato de los bebés; las educadoras debieron cargar cada una hasta tres recién nacidos, y a llevar corriendo, en medio del pánico y la irritación, a los más grandecitos. A todos los ubicaron en el estacionamiento de un restaurante Vips ubicado en Fray Servando.

Además, a esa hora se encontraba durmiendo plácidamente, en la habitación que da a la calle, en el primer piso de la vecindad, Alexis Emiliano Hernández Saldaña, de dos meses, quien recibió dosis masivas del químico.

Para cuando su papá llegó por él y peleó con los policías que le impedían salir para llevarlo a recibir atención médica, de la boca le salía espuma. En ese mismo lugar se encontraba su prima Karen Vianey Saldaña Lozano, de ocho años, quien resultó con altos niveles de intoxicación.

A lo largo del día, Alexis Emiliano pasó para su atención por las instalaciones de Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas en Tlaxcoaque y Tlalpan, el Hospital Balbuena, el Pediátrico de Iztacalco, el Hospital de Xoco y el Pediátrico de Coyoacán, donde permanece internado.

Cansados, llorosos y con su rutina totalmente alterada, los niños de la guardería estuvieron casi tres horas en el estacionamiento del restaurante, hasta que en camionetas de Protección Civil del Gobierno capitalino y de la policía, así como en ambulancias de la Cruz Roja, los trasladaron a la iglesia de las Carmelitas, sobre Salto del Agua.

La operación fue coordinada por la propia directora de la estancia infantil y una funcionaria de la policía. El ambiente era tenso, pues no podían, por elemental seguridad, entregar ningún niño a los para entonces angustiados padres o abuelos que habían llegado. Todo tenía que hacerse en orden.

Y mientras las educadoras pedían que les llevaran al templo católico pan, leche, jamón y queso para alimentarlos, pañales para cambiarlos y consolaban a los que tenían miedo, sueño o necesidades fisiológicas, el responsable de la guardería informaba: ningún elemento de la Policía Federal ha venido a preguntar siquiera cómo están nuestros niños...

Reprimiendo bebés
Helguera

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Torpeza y excesos represivos

En el contexto de las movilizaciones realizadas ayer, a convocatoria del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), en varios puntos del país ocurrieron enfrentamientos entre elementos de la Policía Federal (PF) e integrantes de ese gremio y su entorno social de apoyo. En el poblado de Juandhó, en Hidalgo, una confrontación entre agentes federales y activistas sindicales dejó al menos tres electricistas heridos; durante el incidente, los uniformados realizaron disparos al aire y quemaron una choza. En tanto, un grupo de integrantes del SME que pretendía colocar una bandera rojinegra en una subestación de Luz y Fuerza del Centro (LFC) ubicada en Bolívar y Fray Servando Teresa de Mier, en el centro de esta capital, fue repelido con gases lacrimógenos por efectivos de la PF. En el hecho, unos 180 bebés y niños que se encontraban en una guardería aledaña tuvieron que ser evacuados por autoridades de Protección Civil y de la policía capitalina.

Los hechos referidos dan cuenta de una convergencia entre la torpeza con que se conducen las corporaciones policiacas del país y una creciente tendencia represiva. Cierto, el Estado, en tanto detentador del monopolio de la fuerza y la violencia legítimas, tiene la facultad de ejercer, por conducto de sus cuerpos policiales, acciones coercitivas en contra de expresiones que pongan en riesgo la gobernabilidad y la seguridad pública. Pero esas condiciones difícilmente pueden encajar en las acciones emprendidas ayer por el SME –sobre todo en el caso de la subestación capitalina, en la que los electricistas despedidos en masa en octubre pasado pretendían, simplemente, colocar banderas de huelga en las instalaciones de LFC– y, en general, en el conjunto de las medidas adoptadas por un movimiento que se ha comportado, en términos generales, de manera pacífica y civilizada, y que ha manifestado en numerosas ocasiones su disposición a buscar la negociación con las autoridades. La ausencia de justificaciones al empleo violento de las fuerzas públicas durante las protestas de ayer exhibe, en el mejor de los casos, un inadmisible error de cálculo de los altos mandos policiales o, en el peor, la profundización del encono mostrado por el gobierno calderonista contra los electricistas.

El episodio ocurrido en el centro de esta capital arroja una perspectiva lamentable para la PF, corporación que desde su creación, en el sexenio antepasado, ha sido presentada por el discurso oficial como un modelo de profesionalismo, y que tendría, en todo caso, que desempeñarse con conocimiento del entorno en el que actúa, a efecto de provocar las menos afectaciones posibles a los ciudadanos. Si la consigna era disipar la protesta del SME, los elementos de la PF tenían el deber de informarse sobre la cercanía entre el lugar donde se desarrolló el operativo y los centros infantiles referidos: si lo ignoraban, los mandos de esa corporación incurrieron en una falta de preparación inexcusable, que puso en riesgo la integridad física de cientos de menores; y si, por el contrario, actuaron a sabiendas de la proximidad de esas instalaciones, entonces la sociedad tendría sobradas razones para temer y repudiar a la policía.

Sea como fuere, la conducta de los uniformados extiende entre los habitantes una percepción de descuido oficial ante la vida de los ciudadanos comunes. Tal percepción se ha agudizado ante la incapacidad de garantizar la seguridad de la gente en el contexto de la guerra contra la delincuencia organizada lanzada por el gobierno federal y, en especial, con la tragedia ocurrida hace más de nueve meses en la guardería ABC, de Hermosillo, Sonora, donde 49 niños y niñas murieron durante un incendio que sigue sin ser plenamente esclarecido, y cuyos responsables institucionales y empresariales se han visto beneficiados con una lentitud en la procuración de justicia muy parecida al encubrimiento.

Se estaban tardando
Hernández

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Solicita amparo ante decisión de la autoridad laboral de dar por concluido su contrato colectivo

Coloca el SME banderas de huelga en LFC; exige respeto a vigencia de derechos laborales

Encabezados por Esparza, los electricistas pusieron una manta rojinegra en oficina alterna de Lozano

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Alumnos y padres de familia fueron desalojados de la primaria Simón Bolívar debido al gas lacrimógeno lanzado por la PFFoto Carlos Ramos Mamahua
Patricia Muñoz y Fabiola Martinez
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 12

El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) colocó ayer banderas de huelga en todas las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro (LFC), en una jornada de movilización política nacional para exigir respeto a la vigencia de sus derechos laborales, reinstalación de los trabajadores y la renuncia del titular de la Secretaría del Trabajo, Javier Lozano, a quien responsabiliza de la mala conducción de la política laboral del país.

Acompañados por contingentes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), y de organizaciones civiles y estudiantiles, los electricistas defendieron de esta forma su contrato colectivo. Luego de tapizar con mantas rojinegras los accesos de LFC en Marina Nacional, realizaron un mitin en las oficinas alternas de Lozano –en Reforma 93–, donde mujeres del SME lograron poner una bandera de huelga.

El momento tenso de la jornada se dio cuando trabajadores de la unidad de cables subterráneos Bolívar fueron repelidos con gases lacrimógenos por elementos de la Policía Federal, agresión por la que dos menores, ajenos completamente a los hechos, fueron hospitalizados.

Esta huelga atípica es una estrategia política y jurídica del sindicato de LFC, luego de que la autoridad laboral no le reconoció este derecho e incluso ayer mismo dio por concluida la vigencia del contrato colectivo de los 44 mil integrantes del gremio, por lo que la dirigencia solicitó un amparo ante el Poder Judicial.

La colocación de banderas rojinegras se llevó a cabo simultáneamente en la mayoría de los centros de trabajo, donde los electricistas empezaron guardias permanentes en resguardo de las instalaciones. Anunciaron que permanecerán ahí hasta el día 20 (cuando realizarán una marcha por la paz y el empleo) o hasta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la Cámara de Diputados intervengan para encontrar una salida negociada al conflicto.

La movilización de ayer estuvo marcada por la versión de que posiblemente el dirigente del SME, Martín Esparza Flores, sería detenido por delitos fabricados, por lo que el líder encabezó ayer las movilizaciones con un amparo bajo el brazo. No les vamos a dar el gusto de que nos detengan; ahora resulta que somos delincuentes porque estamos defendiendo nuestro empleo en términos de lo que establece la Constitución.

También informó que de acuerdo con testimonios de sus familiares y compañeros, la policía arrojó gases e hizo disparos al aire en el municipio de Juandhó, Hidalgo, de donde es originario el dirigente.

Anunciada como un paro cívico nacional, la estrategia protagonizada por el SME empezó antes del mediodía con una marcha de la sede sindical a las oficinas centrales de LFC, extinta hace cinco meses por decreto presidencial. En la vanguardia, con su casco de electricista, iban Esparza y los integrantes del comité central del gremio, que en punto de las 12 del día declaró el estallamiento de la huelga. Dijo que se trataba de una hora histórica para el pueblo de México y la clase obrera. Argumentó que ese documento sigue vigente y está depositado en la junta especial 5 de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje.

Ahí, en Circuito interior y la calle Melchor Ocampo, mientras colocaban las banderas, los trabajadores veían con tristeza que el gobierno ya quitó el logotipo de LFC que estaba ubicado en la parte más alta del inmueble. Adentro del edificio, que antaño estaba colmado de trabajadores, ahora se mantienen hileras de fuerzas federales.

A ritmo de: ¡Y dicen y dicen que estamos liquidados, aquí les demostramos que están equivocados!, los trabajadores se dirigieron hacia las oficinas de la STPS, donde, en un largo mitin, trabajadores y profesores de las secciones 18 de Michoacán, 22 de Oaxaca y 3 de Baja California se manifestaron contra la política laboral y económica de este gobierno. Demandaron al Congreso de la Unión que llame a comparecer al director del Sistema de Administración y Enajenación de Bienes por el saqueo mutimillonario que ha permitido en LFC. Sobre todo, insistieron en que Lozano no representa los intereses del sector obrero.

Al menos 200 policías federales y granaderos resguardaron las oficinas que alquila el funcionario como su despacho alterno. Frente al resguardo policial, Esparza lamentó que Felipe Calderón crea que los trabajadores no tienen memoria histórica, y en esa condición pretende que se festeje el bicentenario con actos televisivos, mientras cada día manda más mexicanos a la calle.

Molesto por la actuación de las fuerzas públicas en esta unidad, Esparza remató: si los ministros no establecen el estado de derecho, entonces abren la puerta para que cada quien se haga justicia como pueda.


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REPORTE DE LAS ACCIONES NACIONALES.


"¡Fuera Calderón! ¡Muera Calderón!" Las consignas se escuchaban a varios centenares de metros de donde se encontraba estacionado el vehículo que servía de templete a Martín Esparza, secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y demás oradores estacionado en la esquina de Melchor Ocampo y la lateral del Circuito Interior.




Esparza explicó que, conforme lo tenían planeado, un grupo se quedaría de guardia a proteger las banderas rojinegras que se habían colocado en los accesos al edificio de la Compañía Luz y Fuerza del Centro mientras que los demás se movilizarían a las oficinas de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) que se encuentran el la avenida Paseo de la Reforma. Las manos se levantaron simultaneamente acompañadas por banderas rojas.




Varios miles de personas comenzaron a moverse por encima del puente en dirección oriente con completa organización y disciplina para dirigirse por la avenida James Sullivan hasta Paseo de la Reforma. Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del GDF (SSP-GDF) de manera eficiente realizaron los cortes a la circulación para que tanto manifestantes como automovilistas circularan sin causar tanta afectación a las vialidades de la zona.





Una vez frente al edificio marcado con el número 93, sitio en donde se encuentra la oficina de Javier Lozano, secretario de la STPS los miembros del SME y de otras organizaciones de trabajadores que se solidarizaron con ellos ocuparon ambos carriles y la lateral poniente de la Avenida Paseo de la Reforma, exigiendo con enérgicas consignas la renuncia tanto de Lozano como de quien usurpa la presidencia del País ante la mirada ya conocida de decenas de granaderos de la Policía Federal separados de los manifestantes por otros tantos pero de la SSP-GDF.





http://lamparadediogenes.blogspot.com/2010/03/sme-huelga-nacional-fuera-calderon.html

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