La maestra, su primer día de clases en Puebla
La figura más esperada para la toma de posesión de Rafael Moreno Valle Rosas, como gobernador de Puebla, es sin duda Elba Esther Gordillo.
La profesora seguro poco tiene que presumir en el tema educativo del país, pero sin duda es la maestra de la política de alianzas.
Lo que las aulas no le enseñaron, lo aprendió en la grilla.
Y es que las fichas que obtuvo en el 2010 ya las quisieran los mejores jugadores del black jack de Las Vegas:
Cogobernará con 10 nuevos mandatarios estatales, consolidará su influencia con 39 diputados locales y 337 presidentes municipales. Todo un récord que ya quisiera el presidente Felipe Calderón.
Colaboradores directos del SNTE ocupan posiciones claves en el gabinete de cinco gobernadores (Aguascalientes, Chihuahua, Oaxaca, Veracruz y Zacatecas)
Los mandatarios de Durango y Tamaulipas mantienen sus alianzas con la maestra. El 1 de febrero, Moreno Valle toma posesión y abrió ya espacios para personajes afines a la maestra: Luis Carlos Ugalde, asesor de Gobernación; Luis Maldonado Venegas, titular de la SEP; y Emilio Zebadúa, asesor en temas educativos y la BUAP.
En abril, llegarán como gobernadores, respaldados por el Panal: Hidalgo y Quinta Roo,
Y en lo que representa su retorno al PRI, por la vía de la alianza con Enrique Peña Nieto para el 2012, aparece la designación de Humberto Moreira, mandatario con licencia en Coahuila, como líder nacional del tricolor.
Elba Esther ha sido una maestra de la seducción política. Pregúntele a Mario Marín cómo se convirtió en el principal morenovallista del estado en el marco del proceso de entrega-recepción.
El especialista del Colegio de México, Sergio Aguayo, declaró a Reforma: “Gordillo supo leer que después de la transición era necesario tener contacto y controlar a los caciques locales”.
Éste sí es poder
Aunque los analistas difieren, está claro que la maestra se encamina a convertirse en la Fidel Velázquez, líder obrero que tenía el poder del veto con los presidentes de la República.
Se puso simplemente encima de las instituciones.
Hoy en el ámbito nacional se debate si al final mantendrá su acuerdo político con Enrique Peña Nieto o también jugará sus cartas con Marcelo Ebrard, jefe de gobierno del Distrito Federal.
Y a partir de su decisión, ya encaminada públicamente hacia Peña Nieto se observaría la forma de operar con los diez gobernadores con los que mantiene una alianza de largo alcance, entre ellos Rafael Moreno Valle.
Quienes la conocen saben perfectamente que ella no tendrá el menor interés de influir directamente en la SEP de Puebla, pues para ello mantiene una línea de comunicación permanente con Moreno Valle.
Para nadie es un secreto tampoco la relación que sostiene con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y que su sobrevivencia en las arenas movedizas de la política se soporta en el cumplimiento de acuerdos.
Si ella dice va, es que va. Si es no, es no.
Empeña su palabra y la honra por encima de sus intereses coyunturales y afectos políticos. Quizá aquí se explique su respaldo a Peña Nieto por encima de Ebrard.
En el círculo rojo del poder se afirma que el pacto de no persecución a Mario Marín es una realidad, pues no sólo incluye evitar problemas legales (los mediáticos se darán inevitablemente), sino que alcanzarán para la Senaduría.
De ahí que más su presencia en la toma de posesión de Moreno Valle será más que trascendente. Los ojos de la clase política estarán puestos en ella, como artífice de coalición para la conquista del poder.
Su matriarcado político se observa desde cualquier ángulo del poder y desde la pantalla del canal de las estrellas.
Es la maestra.
¿Alguien lo duda?
Nace la nueva burbuja
Este día, cuando se conozca ya oficialmente la conformación del gabinete de quien a partir de mañana será ya gobernador constitucional del estado, culminará también la gestación de la nueva burbuja que ejercerá el poder en los próximos seis años.
Serán pocos, muy pocos, no más de cinco, quienes podrán presumir el gozar del privilegio único de contar con la capacidad de influir directamente en el ánimo de Moreno Valle, sino en las decisiones más importantes que tome.
Si bien el término “burbuja” se popularizó en el sexenio de Mario Marín y se convirtió en una popular herramienta para referirse al círculo más cercano de incondicionales al gobernador, a los únicos de confianza, a quienes se habían ganado el puesto a base de años de permanecer fieles a él a pesar de los siempre impredecibles vaivenes de la política, en los hechos, el centralizar el poder político y económico de una administración en personajes de probada lealtad al tlatoani en turno, ha sido una estrategia ensayada hasta el cansancio por diferentes gobernadores.
Lógicamente, todos han tenido que echar mano de los “externos”, esos que supuestamente, garantizan la eficiencia en el desempeño de sus responsabilidades en el servicio público y que, sin ser parte de los imprescindibles, de alguna u otra manera se supieron ganar la confianza de la burbuja.
Marín lo ensayó hasta el cansancio con Zavala, Armenta, Montero, Meneses y García Ramírez, caras visibles de la operación política y económica de su administración y con quienes se casó hasta el final contra viento y marea.
La burbuja de Melquiades tenía como auténticos hombres de confianza a Carlos Alberto Julián y Nácer y Carlos Arredondo, Víctor Giorgana y el ex alcalde, Rafael Cañedo Benítez en la responsabilidad del control político, a Rafael Moreno Valle como cerebro financiero del sexenio y a Federico Bautista con el manejo absoluto de la obra pública estatal y Lorenzo Aarúm Ramé en la aplicación de los programas de salud.
Esos eran los auténticos hombres de confianza del melquiadismo.
El caso Bartlett tiene particularidades que lo hacen diferente, pero que en esencia le dieron el mismo resultado.
Don Manuel, como pomposamente lo llaman todavía quienes añoran tiempos que según ellos fueron mejores, conformó una burbuja compuesta por personajes ajenos a la política poblana, lo que acrecentó el natural sentimiento de desplazo por quienes no fueron considerados para formar parte de su administración, o bien tuvieron que conformarse con cargos de menor importancia.
Jesús Hernández Torres y Jaime Aguilar Álvarez en primerísimo plano, seguidos de Oscar de Lassé, Fernando Elías Calles, Salvador Rocha Díaz y el intelectual Rafael Segovia, era n quienes dictaban desde la ciudad de México los lineamientos políticos, jurídicos y de manejo económico del gobierno del estado.
Con Moreno Valle, los miembros de su burbuja ya se frotan las manos para ejercer como los hombres fuertes del sexenio.
Los incondicionales están ahí, a la vista de todos: Fernando Manzanilla como operador político de toda la confianza, Jorge Aguilar Chedraui y Cabalán Macari Álvaro en posiciones estratégicas de la administración pública estatal, Eduardo Tovilla como auténtico hombre fuerte en términos del manejo de las finanzas estatales y Marcelo García Almaguer quien será el encargado de aterrizar la política de manejo de medios que se implementará en el sexenio.
En este caso, como en el fútbol, los cambios están permitidos.
Eukid Castañón vivirá un exilio momentáneo en Convergencia, producto de diferencias personales con el hasta hoy gobernador electo, pero que seguramente se superarán con el tiempo.
Su salida temporal de la burbuja se compensa con la llegada de Antonio Galy Fayad, quien sin ser parte del equipo con el que por años ha trabajado Moreno Valle, en tiempo récord se ha sabido ganar su absoluta confianza, lo que lo pone hoy como el personaje del gabinete que tendrá en sus manos el control total de la obra pública estatal.
El gran reto para Moreno Valle será el poder lidiar exitosamente con los excluidos.
Si bien en las administraciones priistas estos han generado riesgos de fracturas y traiciones, más o menos controladas al aplicar el infaltable esquema de compensaciones, tradicional de los gobiernos del tricolor, la llegada de un gobierno aparentemente no priista y la potencial falta de presencia en el gabinete de personajes representativos de los partidos que llevaron al poder a Rafael, seguramente supondrá un trabajo mucho más intenso de cicatrización con quienes al final no sean considerados para integrar el que ya se hace llamar “primer gobierno del cambio en la historia de Puebla”.