Noam Chomsky: las 10 Estrategias de manipulación mediática Muchas veces he expresado mis críticas, con igual énfasis, a posiciones de la izquierda y de la derecha cuando veo que predomina el extremismo o la irracionalidad, pero también he expresado mi acuerdo con algunas tesis cuando están basadas en el sentido común y la observación adecuada de la realidad. 1- LA ESTRATEGIA DE LA DISTRACCIÓN Esto punto nos los advertía ya en la década de 1920 el hereje periodista Henry L. Mencken, cuando dijo: “Todo el motivo de la práctica política es mantener al populacho alarmado –y por ello clamoroso para ser conducido a la salvación– mediante una interminable serie de fantasmas y exageraciones, todos ellos imaginarios.” 2- CREAR PROBLEMAS, DESPUÉS OFRECER SOLUCIONES O inventar el Apocalipsis Climático, el Calentamiento Global, esa inminente catástrofe ambiental que causará miles de angustiosos problemas –y ningún beneficio para la humanidad. ¿Qué tienen en común crisis financie-ras, la pandemia de gripe, y el calentamiento global? Todas involucran la toma de decisiones políticas que se basan en alguna clase de modelo para predecir el futuro –y todos los modelos, sin excepción- están plagados de incertidumbres, ignorancias y valores públicos imposibles de cuantificar o de enumerar total y claramente. Los modelos son nada más que una increíblemente larga y compleja ecuación matemática, donde las constan-tes y las variables no son bien conocidas, se basan en prejuicios, pobre o incompleta información, y hasta pueden cambiar de signo. Ello hace inútil –de toda inutilidad- a los modelos econométricos y del clima. 3- LA ESTRATEGIA DE LA GRADUALIDAD 4- LA ESTRATEGIA DE DIFERIR La clásica apelación a sacrificarnos para que nuestros nietos tengan un mundo mejor. Así como nosotros nos hemos preocupado y lo seguimos haciendo, de mejorar el ambiente que nuestros abuelos nos dejaron, y no sólo no se lo reprochamos sino que les estamos infinitamente agradecidos; es justo dejarle a nuestros nietos los conocimientos y tecnologías que les ayudarán en su tarea de “seguir salvando al mundo” y gozar de la vida como la estamos gozando nosotros -ahora. Por lo menos quienes no padecemos de una paranoia verde galopante que nos hace mojar la cama de noche y nos impida ser felices. 5- DIRIGIRSE Al PÚBLICO COMO CRIATURAS DE POCA EDAD 6- UTILIZAR EL ASPECTO EMOCIONAL MÁS QUE LA REFLEXIÓN Esto es muy conocido. La prédica sobre todas los peligros que se desplomarán sobre nuestras cabezas apenas demos vuelta la esquina, tiene una base exclusivamente emocional, sentimentaloide que hace una apelación al retorno a una época romántica –en la que los alarmistas realmente jamás querrían vivir. Pero quieren que nosotros volvamos para atrás y permanezcamos en el bucólico mundo imaginado por Rousseau en el Siglo 18. 8- ESTIMULAR AL PÚBLICO A SER COMPLACIENTE CON LA MEDIOCRIDAD Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto… 9- REFORZAR LA AUTOCULPABILIDAD En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimien-to avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido cono-cer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los indivi-duos sobre sí mismos. El mundo que imaginó Orwell en “1984” está golpeando a su puerta, amigo mío. Ahora, vaya de regreso a la granja, donde comprobará que aunque todos los animales son iguales, hay algunos que son más iguales que los demás.
En este caso, manteniendo una respetuosa distancia con muchas posturas políticas de Noan Chomsky, un respetado pensador de la izquierda norteamericana, también concuerdo con muchos de sus opiniones sobre la manera en que se manipula a lo que se conoce como “opinión pública” –una entelequia que no es nada más que la opinión de quienes controlan a los medios de comunicación y se presenta como la opinión generalizada del público. La vieja estratagema de Joseph Goebbels sigue gozando de excelente salud.
En el buen sitio argentino de información política InformadorPúbli-co.com, y traducido del sitio brasileño Instituto Joao Goulart se publicó un listado de 10 estrategias usadas para la manipulación mediática de la opinión pública, que considero que se aplican de manera ajustada a la manipulación que se hace constantemente en el campo de la “denuncia ecológica”, incluyendo muy espe-cialmente al fraude del calentamiento global y otros famosos fraudes pseudocientíficos que exponemos en este sitio web. Ex-tracto partes del artículo del Informador Público, y comento en cada una de las estrategias presentadas:
El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales” (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
Y agregaba, para que no nos quedase ninguna duda: “La necesidad urgente de salvar a la humanidad es casi siempre la falsa fachada para el ansia de gobernarla.” Y, conocedor de los bueyes con que araba, terminaba diciendo: “Un periódico es un dispositivo para hacer al ignorante más ignorante, y a los locos más locos aún.”
Quienes han seguido mis informes y ensayos sobre el tema de la desinformación constante que se le aplica a la sociedad, o han investigado en otras fuentes, sabrán ya que el origen de estas campañas de alarmismo mediá-tico se remontan a las recomendaciones emitidas en el famoso Informe de la Montaña de Hierro, de 1962, don-de un futuro que se avizoraba sin guerras mundiales, representaba un peligro para las corporaciones industria-les y los carteles financieros que controlan a los principales gobiernos del mundo, y a las Naciones Unidas.
Para seguir provocando el derroche de recursos en una catarata interminable que mantuviese con vida al sis-tema, era necesario crear alarmas sobre imaginarias amenazas a la seguridad y salud de la población. Para la burguesía con un agradable pasar, el peor consejero posible ha sido siempre el miedo a situaciones desconoci-das que pondrían en peligro su seguridad. Para evitar el peligro inminente y ser conducidos a la seguridad aceptarán siempre cualquier cosa que los gobiernos y sus burocracias les propongan. El clásico ejemplo del zorro cuidando del gallinero. Y que se refleja en la segunda estrategia que enumera Chomsky:
Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organi-zar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.
Las regulaciones sobre la actividad productiva e industrial que los grupos encargados de distribuir la desinfor-mación alarmista han ido aumentado de manera paulatina, sin prisa pero sin pausa, los costos de producción de bienes y alimentos, y el traspaso de esos costos a los consumidores. No hay que extrañarse de que, por más próspera que sea una economía, los precios siempre irán subiendo, y tendremos que trabajar más para comprar lo mismo que antes conseguíamos con menos horas de trabajo. Por ejemplo, hay regulaciones ambientales para procesos o sustancias químicas que le añaden a la economía de los Estados Unidos varios miles de millones de dólares por cada vida salvada -o presuntamente salvada- por la prohibición o erradi-cación de algún proceso o sustancia. Y no nos ponemos a contar los millones de muertes que realmente provocan, uno de cuyos ejemplos ha sido la prohibición del DDT.
Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.
Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacri-ficio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Lue-go, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.
O mantener a los niños en un estado permanente de lavado cerebral amenazándolos con toda clase de miedos a la muerte y a un futuro sin animales, osos polares, o mariposas, o el mar ingresando en el living de la casa.
La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y ento-nación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una per-sona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un senti-do crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver Armas silenciosas para gue-rras tranquilas)”.
Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permi-te abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, com-pulsiones, o inducir comportamientos…7- MANTENER AL PÚBLICO EN LA IGNORANCIA Y LA MEDIOCRIDAD
Esta estrategia se refleja en la involución y colapso de los sistemas educativos públicos. ¿Quién lo puede negar? Es más fácil dominar y controlar a un pueblo ignorante y temeroso que a una ciudadanía que sabe pensar y analizar los riesgos y peligros. Nuevamente Mencken nos da la pista hacia la verdad:
Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver 'Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.
“El hombre más peligroso para cualquier gobierno es aquel que es capaz de pensar por su cuenta… sin consideración a las supersticiones y tabúes sociales. Casi inevitablemente ese hombre llega a la conclusión de que el gobierno bajo cuyo poder vive es deshonesto, insano, intolerable.”
O demostrar una hipócrita sensibilidad y preocupación por “los más necesitados”.
Una de las patas de la filosofía ecologista: todo lo malo que nos pasa es culpa suya, señor! Arrepiéntase, sufra y entrégueme todo su dinero para que yo le conduzca a la salvación.
Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insufi-ciencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!
10- CONOCER A LOS INDIVIDUOS MEJOR DE LO QUE ELLOS MIS-MOS SE CONOCEN
lunes, 13 de septiembre de 2010
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