El movimiento social debe reorganizarse para frenar la reforma
energética.
A cinco años de haber frenado la primera ofensiva
para la privatización del recurso energético, la fuerza organizativa de los
movimientos sociales se diluyó y nuevamente
requiere articularse: A escasos cinco años, esa movilización dio resultados,
pero no fue suficiente para parar esta nueva embestida, el trabajo organizativo
impulsado durante días, semanas y meses se diluyó una vez terminada la campaña
en defensa de Pemex.
Ha habido una serie de reformas de corte
privatizador que iniciaron en la década de los 90 y que han pasado lo mismo por
el sistema de salud que por reformas privatizadoras de la industria energética:
La defensa de la industria energética es una parte del campo de toda la batalla
que el pueblo de México está enfrentando contra las reformas estructurales, y
el balance no es nada bueno. En 1992 se reforma el artículo 27 constitucional
permitiendo el inicio de la privatización del ejido en nuestro país.
En 1994 se firma el TLC y nuestro país es adherido
a la OCDE. En 1995 ingresa como miembro de la OMC. Se reformó
la Ley del Seguro Social imponiendo más requisitos para alcanzar una pensión y
se entregan los recursos de la seguridad social de los trabajadores a la
iniciativa privada (Afore). Se incrementa el IVA. En 2007 se reforma la ley del
ISSSTE, imponiéndose más requisitos para obtener una pensión y abriendo las
puertas a las Afore. En 2008 se despide a más de 43 mil trabajadores de una
empresa relacionada con la energía eléctrica (Luz y Fuerza del Centro). En 2009
se dá la primera intentona de privatización de PEMEX. En 2012 se impulsa la
reforma laboral modificando los mecanismos de ingreso, promoción y permanencia
de los trabajadores, abaratando el costo de los juicios laborales. En 2013 se
impulsa la reforma educativa abriendo la puerta para que los maestros puedan
ser despedidos y desaparezca su estabilidad laboral. En el segundo semestre
de 2013 se pretende una reforma fiscal ampliando el IVA a medicinas y a
alimentos, así como la reforma energética que privatizaría Pemex y CFE.
Se debe enfrentar la ofensiva privatizadora luchando
por medio de movilizaciones y acciones legales contra las reformas impulsadas.
Se ha enfrentado represión, impunidad y hasta la muerte de muchos compañeros
que han encabezado movimientos. Lamentamos la apatía de amplios sectores de la
población frente a los cambios estructurales privatizadores, pues lamentablemente
muchos mexicanos se han quedado como espectadores y sólo ven cómo se van
imponiendo las reformas y cómo algunos actúan, ellos son doblemente víctimas,
pues piensan que nunca van a ser afectados.
La política privatizadora ha eliminado derechos
sociales fundamentales: Nos han quitado otros derechos, como el derecho a la
salud, a la vivienda, a la educación, a la alimentación, al trabajo, pues sólo
son letra muerta en la constitución. El resultado de esas reformas
estructurales lo vemos todos los días, es como una enfermedad crónica,
degenerativa y mortal, la sentimos pero no comprendemos su origen ni sus
consecuencias, nos resignamos a vivir en el dolor.
Las reformas estructurales han dejado a millones de
jóvenes sin la oportunidad de una educación y un trabajo digno, a millones de
mexicanos con enfermedades crónico-degenerativas por su pobre alimentación, sin
derecho a una atención digna; a miles de hogares viviendo sólo con lo
indispensable, con carencias elementales que les impiden vivir con dignidad, a
millones de personas sin la oportunidad de tener una vivienda, a millones de
mexicanos atrapados en deudas con bancos y tiendas departamentales, a millones
de trabajadores del apartado A y B sin estabilidad laboral, con un clima de
violencia generalizado en donde la delincuencia gana cada día más territorio;
han dejado también a miles de campesinos despojados de sus tierras por empresas
privadas que tienen proyectos carreteros, minas, explotaciones forestales, que
como consecuencia de su rapiña dejan detrás miles de ríos contaminados,
deforestación y grandes extensiones de territorio insalubre e insano para la
vida humana; han dejado a millones de trabajadores sin seguridad social, a
millones en el desempleo y a otros en el empleo informal sin prestaciones.
Basta con vernos en el espejo de la realidad para comprobarlo.
La lucha en defensa de los recursos energéticos
debe impulsarse permanentemente desde abajo y en la izquierda con la organización
social, nuestro enemigo común es el modelo neoliberal que se ha aplicado en
nuestro país desde los años ochenta, la alternativa que tenemos es construir un
modelo distinto al que se ha impulsado a nivel mundial; que debemos recuperar
los derechos al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda, a la
seguridad social, como se ha logrado en otras partes del mundo.
La sociedad se debe organizar para frenar la
ofensiva privatizadora: El trabajo de organización no se debe concretar a las
épocas en las que se impulsen las reformas estructurales en el Congreso ni a la
de los procesos electorales locales y federales que se avecinan, que es
necesaria una campaña informativa que explique al pueblo trabajador la
verdadera causa de la enfermedad y cómo en otras partes del mundo, con
distintas recetas, se ha logrado vencer a esa enfermedad llamada desorganización social. Sólo
existe una medicina para ese mal: la participación del pueblo en forma
organizada, desde la familia, la calle, la manzana, el barrio, la colonia, la
junta auxiliar, el municipio hasta la región. Con una visión de futuro y creando
una democracia participativa.
El
Partido del Trabajo y el Congreso Progresista del Estado de Puebla
desarrollan campaña de información sobre la privatización de PEMEX en el
Zócalo de San Pedro Cholula
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