■ La gran estatua de bronce del guerrillero fue hecha por Andrés Zerneri con 75 mil llaves
Mañana concluye, en su natal Rosario, “el otro viaje” de Ernesto Che Guevara
Ampliar la imagen Tres aspectos de “una construcción colectiva”: la enorme escultura del célebre revolucionario Foto: Ap y Reuters
Buenos Aires, 12 de junio. El que muchos llaman “el otro viaje” de Ernesto Che Guevara comenzó el pasado 27 de mayo en un barrio de esta capital, cuando una enorme estatua de bronce de casi cuatro metros de alto y tres toneladas de peso fue llevada desde el estudio del artista Andrés Zerneri, montada sobre un camión, paseada por varias calles céntricas de Buenos Aires, hacia el puerto, donde fue embarcada rumbo a Rosario de Santa Fe, su destino final.
La monumental obra, que recorrió un largo trayecto por el río para ser emplazada en la ciudad donde nació Guevara, el 14 de junio de 1928, comenzó con el sueño del escultor y sus seguidores, que convocaron a enviar llaves desde todos los lugares del mundo para fundir y levantar la escultura.
Hubo momentos de fuerte emoción por las calles, entre ellas la tradicional Corrientes, por donde pasó la figura monumental inspirada en la famosa fotografía de Alberto Korda, con la boina, el pelo largo y esa mirada hacia el infinito que está en millones de casas en el mundo. Acompañaban al escultor varios de los que habían trabajado sin descanso para cumplir el sueño y se formó una caravana de automóviles, bicicletas y motocicletas que pusieron un color distinto en una tarde gris.
Homenaje multitudinario
La imponente figura está colocada sobre lo que imita una roca, donde también pueden verse algunas llaves que fueron distribuidas en relieve por Zerneri, como una alegoría del significado colectivo que tuvo esta iniciativa.
También se han coleccionado las cartas y anécdotas de las casi 75 mil llaves recibidas y otros objetos de bronce donados, que llegaron desde miles de lugares del mundo.
En todas las calles por donde pasó en “su otro viaje” el Che, simbolizado en esa escultura, recibió el homenaje emocionado de sorprendidos transeúntes, de los trabajadores, muchos de los cuales se descubrían la cabeza a su paso. Hubo lágrimas, aplausos y cánticos, y otros salieron a los balcones a vitorearlo y arrojar papeles y hasta flores. La estatua estuvo un rato frente al tradicional Obelisco.
“Fue un proyecto de muchos, los que inspiraron la idea, los que enviaron llaves, los que las recogieron, los que trabajaron conmigo y tantos solidarios en una historia que empezó hace casi dos años. Se eligió reunir llaves para que todos pudieran sentirse construyendo esta figura del Che. Lo importante en este caso es el inmenso amor que vimos en toda la gente que se movilizó para cumplir este sueño, y eso es evidente.”
En esa construcción colectiva lograron fundir unos 3 mil kilos de bronce, y Zerneri tenía su taller abierto para que todos los que quisieran participar colaboraran en forma directa. Nadie quería faltar y quedar fuera de este extraordinario acontecimiento colectivo.
Antes de embarcar en Buenos Aires la estatua de Guevara, hubo un festival en el que participaron, entre otros, Vicente Feliú y Jorge Marziali, que transcurrió bajo una ola de frío polar.
Este 14 de junio quedará instalada la escultura en la antigua estación Central de Rosario, donde se levantará además un museo y otros proyectos. Se espera un homenaje multitudinario en el 80 aniversario de su nacimiento y que lleguen caravanas desde distintos lugares de Argentina.
Por otra parte, en México, hoy se inaugura a las 18:30 horas una exposición fotográfica en homenaje al Che y Antonio Maceo, de Alfredo Luque, y a las 19 horas será presentado el libro Otra vez, de Ernesto Guevara de la Serna. Ambos actos se efectuarán en la embajada de Cuba (Presidente Masaryk 554, Polanco).
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■ Mañana se conmemora el 80 aniversario del nacimiento del legendario guerrillero
Merece el Che no sólo respeto sino admiración entrañable, afirma sacerdote católico cubano
La Habana, 12 de junio. Este sábado Ernesto Che Guevara hubiera cumplido 80 años de vida. El aniversario facilitó aquí un gesto peculiar: el periódico oficial Granma publicó hoy un artículo de un sacerdote católico cubano que termina expresando su “admiración entrañable” por el legendario guerrillero, muerto en Bolivia en 1967.
“Tan coherente y radical, tan acerina fue su pasión, que lo llevó a la ofrenda de su propia vida”, dice el comentario. “Y cuando un hombre entero llega a esos extremos, las discrepancias con él adquieren otro tono, pues tal hombre merece no sólo respeto, sino también admiración entrañable”.
El autor es Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal, personaje activo en la vida cultural de la isla, miembro de la Academia Cubana de la Lengua, columnista de la revista católica Palabra Nueva, ensayista y vicario de La Habana, además de descendiente del homónimo padre de la patria.
El artículo fue escrito originalmente para el sitio dedicado a la efeméride (www.che80.co.cu), a raíz de la aparición del libro testimonial Evocación. Mi vida al lado del Che, de Aleida March, la viuda de Guevara.
Aun con ese antecedente, la firma de un sacerdote católico en un artículo de opinión es un hecho insólito en Granma, el órgano del Partido Comunista de Cuba, y ocurre en un periodo de franca distensión entre las autoridades y la jerarquía católica.
En su visión panorámica del Che, De Céspedes no entra directamente a la cuestión de la vía armada y sus críticas a Ernesto Guevara son sutiles. Dice el autor que conoció del guerrillero su “actitud justiciera radical, dura y fría, frente a las debilidades y errores humanos, actitud que nunca me ha resultado positiva”.
Pero elogia la “coherencia existencial e intelectual” del combatiente argentino-cubano y se aleja de un potencial conflicto ideológico: “El marxismo no era, ni es, mi orientación filosófico-política; pero tampoco lo era, ni lo es, el anticomunismo, más visceral que racional”.
El intelectual católico reconstruye de memoria una expresión atribuida al desaparecido papa Juan Pablo II hace alrededor de 20 años, en la cual el pontífice habría respondido a una pregunta sobre el Che: “No lo conozco a fondo, pero sé que se preocupó por los pobres. Consecuentemente, merece mi respeto”.
Ese comentario, dice ahora Carlos Manuel de Céspedes, “me condujo a un aproximación más justa del Che. A la hora de juzgar los hechos de una persona, no deberíamos eludir las motivaciones que tuvo para realizarlos, para asumir una actitud ante la vida”.
“Una cosa son los excesos que podría haber cometido en el marco de esa ‘preocupación’, y otra, de muy diverso carácter, las que cometen hombres y grupos por las sinrazones del egoísmo y la ambición desmesurada”.
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