domingo, 11 de marzo de 2012

  Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez. NI UN VOTO AL PRIAN! (Sin Censura y para Difundir) 

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Programación de conferencias y presentaciones de libros de la asociación Para Leer en Libertad en la UAM Iztapalapa
 
 
Lunes 12 de marzo
Instalación del “Tianguis de libros”
Martes 13 de marzo
Inauguración 12 horas  UAM-Iztapalapa
Teatro del Fuego Nuevo
Con intervenciones de:

Jesús Ramírez  C. (Regeneración) 
Arturo Vega Saldivar  (Srio. General Situam)
Mtra. Milagros Huerta  (Extensión Universitaria UAM-Iztapala)
Paco I. Taibo II  (Brigada para leer en libertad)
Presentación del libro Siembra de concreto, cosecha de ira con Luis Hernández Navarro.

Al final se regalará el libro Siembra de  concreto, cosecha de ira
Miércoles 14 de marzo
 12:00 hrs. Recital poético con Enrique González Rojo
 Al final se regalará el libro Con el mar por medio, antología poética
2:00 hrs. Estado y modelo económico neoliberal con los profesores de la UAM-I Alberto Arroyo Picard y Maximino Ortega Aguirre Lugar: Terraza de Posgrado
Jueves 15 de marzo
Lugar: Teatro Fuego Nuevo
12:00 hrs. Conferencia "La violencia en la coyuntura electoral" con José Reveles
Al final se regalará el libro López Obrador, los comienzos  del autor Paco Ignacio Taibo II
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Rumbo a una auténtica Central Obrera
Por una nueva organización de los trabajadores
  • A la actual crisis financiera se suma la ecológica
  • En México dicha situación comienza desde los años 60
  • Se fomenta el individualismo en la sociedad y la ruptura de lazos
  • La unión del sector laboral y el pueblo, camino a la solución
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Asistentes al foro realizado en la Universidad Obrera de México, durante el discurso de Pablo González CasanovaFoto Francisco Olvera
 
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El líder del SME, Martín Esparza, con el ex rector Pablo González CasanovaFoto Francisco Olvera
Pablo González Casanova
La situación del mundo y del país muestran claras tendencias a agravarse. A la crisis financiera y económica que pesa sobre la inmensa mayoría de la humanidad, se añade la grave crisis ecológica que amenaza a toda la humanidad. Se trata de algo más que la crisis del modelo neoliberal que el capitalismo corporativo impuso tras el golpe de Pinochet en Chile y con los gobiernos conservadores de la Thatcher en Inglaterra y de Reagan en Estados Unidos.
En México la crisis se ha venido preparando desde que las políticas monetaristas empezaron a aplicarse en los años sesenta dando lugar al movimiento de los médicos, y al de los estudiantes y del pueblo en 1968, así como a la insurgencia obrera de los setentas y a numerosos intentos nacionales de resistencia a los procesos de restauración del capitalismo asociado y dependiente.
La crisis se fue preparando con medidas cada vez más contrarias al interés nacional, a los trabajadores, a los campesinos y los ciudadanos. Desde los años setenta hasta hoy, el endeudamiento externo creció sin precedente. En los años ochenta se volvieron a privatizar los bancos que eran fuente de altas tasas de utilidades y de inmensos ingresos para la nación. Desde entonces se empezaron a aplicar cada vez más las medidas neoliberales y neoconservadoras que favorecen al capital corporativo en detrimento de la nación. En forma sucesiva se reformó la Constitución para acelerar el proceso de contra-rreforma agraria. Se acentuó el desmantelamiento del Instituto Mexicano del Petróleo y, cada vez más, el de la industria petrolera y sus derivados. Se descuidó y obstruyó la construcción de las infraestructuras para el desarrollo agrícola y la soberanía alimentaria. Se orientó el uso de los préstamos extranjeros a la compra de alimentos chatarra y de armas y municiones, resolviendo los problemas de sobreproducción de los prestamistas y estableciendo con ellos convenios en que quedaba a su arbitrio la fijación de las tasas de interés. Esas medidas y numerosos tratados o acuerdos como el ALCA, el Plan Mérida y sus derivados constituyeron a la vez fuertes sangrías para el pueblo mexicano y sus trabajadores y dieron pie a varios procesos simultáneos: la depauperación de la inmensa mayoría de la población mexicana; la baja de salarios directos e indirectos; el peso principal de la carga fiscal en la población de menores ingresos, la reorientación del presupuesto de egresos en favor del capital corporativo y sus asociados; la disminución y deterioro de los empleos y de los servicios médicos, educativos, de salud pública, y de construcción de viviendas.
La privatización creciente de las actividades públicas –como el petróleo, la electricidad, y ahora las prisiones– y su metamorfosis en actividades lucrativas se combinó con el uso creciente de la represión y la corrupción, y con el control de la población, de los trabajadores, de los desempleados, de los jóvenes y sus movimientos legales y pacíficos con agentes abiertos y encubiertos, así como con militares a los que se empezó a entrenar para la lucha contra sus pueblos y a los que se dieron órdenes de preparar a paramilitares, medidas ambas, como las anteriores, en abierta violación al régimen legal y a la Constitución de la República.
En el conjunto del país se llevó a cabo un desmantelamiento sistemático de los derechos constitucionales y de las garantías individuales y sociales que el pueblo mexicano había logrado en una Revolución como la de l910-17 en la que perdieron la vida más de un millón de habitantes.
A la depredación y empobrecimiento creciente del país en beneficio de las corporaciones y sus asociados se añadieron crecientes ofensivas en el orden político, cultural y educativo que acentuaron las diferencias entre el país real y el país formal; que criminalizaron las críticas y oposiciones de los de abajo, que acentuaron la política de discriminación y depredación de las comunidades indígenas y no indígenas de campesinos pobres; que asesinaron a miles de trabajadores expulsados de sus tierras y de sus trabajos, y que buscaban desde México, y desde los hermanos países de Centroamérica cruzar el inmenso muro que separa a las poblaciones de México y Estados Unidos para ver si allá encontraban el trabajo que en sus países habían perdido con sus tierras y sus casas.
La ofensiva también se dio contra los sindicatos industriales, agrícolas y de servicios, y afectó en especial a la gente más joven que no tiene ni casa, ni empleo, ni universidad, ni escuela, y con un múltiple daño silencioso a la población de ancianos que perdieron sus seguros de vida y ahorros para el retiro, pues de sus montos se encargaron las empresas financieras especulativas. En cuanto a la población de edad intermedia, a la violación de facto de sus derechos laborales y sociales, se añadió una presión constante y creciente por acabar con esos derechos tanto en la Constitución de la República como en las leyes que derivan de ella. Una campaña realizada a través de todos los medios no sólo tendió a culpabilizar de los daños a las víctimas –fueran obreros, campesinos, indígenas, mujeres, jóvenes y viejos– sino que los sometió a imágenes televisivas e impresas que tienen como objetivo el que pierdan la autoestima, el que olviden los hechos heroicos de los pueblos originarios y de los movimientos de Independencia, de Reforma y Revolución. Para eso no sólo se reformaron los libros de texto –borrando nuestra historia prehispánica y a los héroes del pueblo– sino que se privilegiaron en diarios, semanarios, y programas de radio y televisión las fiestas, amabilidades, bondades y sonrisas de los mexicanos bien, mientras el pueblo aparecía y desaparecía como un conjunto de débiles mentales y de payasos, cuyas necedades y torpezas mueven a risa y justifican ante ellos mismos su lamentable condición y fundada pérdida de la autoestima.
La múltiple ofensiva se enriqueció con una guerra virtual contra el narcotráfico que ya cobró más de 50 mil víctimas, mientras siguen fluyendo los miles de millones de dólares sin que se descubra a sus beneficiarios. Entre los objetivos de la narcoguerra destaca la pérdida de sentido de la lucha y de la vida entre numerosos jóvenes que son reclutados por las buenas o por las malas y que se embarcan en batallas por pequeños territorios que defienden o hacen suyo, como en los videojuegos de Los pollos y muchos más en que se dan divertidas y crueles luchas por diminutos espacios, juegos que se combinan con la creciente intervención de las agencias estadunidenses en el auxilio al gobierno mexicano y en las funciones que este debería desempeñar, controlando el blanqueo de dinero y el contrabando de armas, tareas que sin duda le sería más fácil controlar si no hubiera entregado, con los servicios de inteligencia, los bancos y las aduanas.
Termino este recuento incompleto señalando cómo se ha fomentado la ruptura de los lazos familiares y sociales, el individualismo en la sociedad y el oportunismo en la política, así como alentando el ideal neoconservador de el fin de las ideologías, que vacía de contenido a la democracia electoral y política de sus objetivos centrales de propuesta y lucha por políticas sociales y nacionales alternativas, reduciéndola a una triste contienda entre los miembros de cada partido por ser nombrados a puestos de elección popular por partidos que obedecen a la lógica de lo menos malo en condiciones cada vez peores para el pueblo, los trabajadores de la nación. Todas estas circunstancias y otras más le plantean a los trabajadores, a los pueblos y a los ciudadanos de México y el mundo la necesidad de reformular sus luchas y de restructurar sus organizaciones para fortalecer su capacidad defensiva y para aumentar su innegable capacidad de construir otro mundo posible menos autodestructivo, menos opresivo e injusto, tarea para la que existen todas las posibilidades humanas y naturales de triunfar, y para la que la humanidad cuenta con todos los conocimientos, experiencias y técnicas que permiten lograr ese objetivo.
Al plantear los caminos de solución, en las condiciones que vivimos, necesitamos respetar a los integrantes de la central en su pleno derecho a participar o no en la política de los partidos como sindicatos o como ciudadanos. Al mismo tiempo la central buscará como objetivo la unidad de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos con plena independencia de los partidos. La unidad en la diversidad de los trabajadores se propondrá impedir que las luchas de partidos o las diferencias religiosas, culturales, regionales o raciales dividan a los trabajadores de la central y disminuyan su capacidad de constituir un centro de organización de la clase obrera unida con los movimientos sociales en lucha contra el capitalismo corporativo y contra el modelo neoliberal, y por una civilización en que la barbarie del capitalismo sea sustituida por una democracia de veras en la que pueblos y trabajadores, como comunidades y como ciudadanos, participen en la toma de decisiones para la creación de otro mundo posible y necesario en que el vivir bien de unos no dependa del vivir mal de otros y en que con la justicia social se alcance la libertad.
Lograr esos objetivos implica luchar por otros más cuya práctica es inminente y entre los que se encuentran: 1. Rescatar las grandes luchas de los pueblos y los trabajadores mexicanos y en especial de los discriminados, excluidos y desregulados de nuestro país y del mundo, 2. Defender las garantías y derechos constitucionales y tomar la Constitución de 1917 sin las reformas neoliberales como base para las nuevas luchas revolucionarias, como siempre ha ocurrido en la historia de México. 3. Exigir e imponer en las demandas inmediatas la aplicación de la Ley Federal del Trabajo y del contrato colectivo y otras normas más que el actual gobierno está sistemáticamente violando o pretende que desaparezcan. 3. Luchar por la soberanía nacional y por la organización de los mexicanos para que ejerzan el supremo derecho que reside en ellos, cada vez más atacado por los entreguistas de viejo y nuevo cuño 4. Luchar contra la criminalización de los movimientos sociales. 5. Luchar contra la cultura del individualismo y el oportunismo que se está fomentando por todos los medios y con los métodos de evaluación y exclusión que tienden a hacer pensar a la víctima que es la culpable. 6. Luchar por los derechos de los pueblos indios y para que se cumplan los acuerdos de San Andrés. 7. Promover la organización y articulación de los trabajadores industriales, agrícolas y de servicios. 8. Promover la unión de los trabajadores organizados y no organizados, la unión de los trabajadores manuales e intelectuales, la unión de los trabajadores de los sectores medios y los excluidos, los desregulados o los discriminados. 9. Promover con ellos grupos y colectivos de enlace que construyan el tejido social de las comunicaciones, las informaciones, los intercambios y las organizaciones presenciales y a distancia, 10. Incrementar los periódicos y publicaciones no sólo impresos sino los que utilizan los medios electrónicos como medios de organización-información-acción, diálogo-debate-consenso- 11. Promover campañas de alfabetización política para la toma de decisiones y para la práctica de las técnicas de aprender a aprender y a leer, y cambiar no sólo los textos sino el mundo, y a construir y crear textos y mundos alternativos, l2. Promover las universidades y escuelas de la Tierra y en ellas la cultura humanística, científica, artística, y el conocimiento de los oficios y profesiones que necesitan los pueblos y las zonas urbanas marginadas de trabajadores y proletarios, de desregulados y excluidos, de discriminados y despojados. 13. A este respecto, organizar los sistemas de defensa de los trabajadores, los pueblos y los ciudadanos frente a los depredadores y las mafias que están empeñados en someterlos, corromperlos, enviciarlos, esclavizarlos y en acabar con el sindicalismo democrático, con las uniones de los campesinos, con sus medios y fuentes de trabajo y de vida. 14. Promover la articulación de los trabajadores con los estudiantes y los jóvenes en acciones conjuntas que incrementen la cultura solidaria y cooperativa y la capacidad de comunicación y acción. 15. Buscar en los programas de los sindicatos y movimientos más avanzados de México, América Latina y el mundo los puntos de coincidencia para plantear la lucha y la articulación de los colectivos desde lo local hasta lo mundial, a sabiendas de que la misma lucha, entre simpatías y diferencias de regiones y sectores es y será una lucha mundial.16. Replantear la lucha ideológica con base en un creciente dominio del pensamiento crítico y alternativo y de la cultura del diálogo y el debate que en nuestros pueblos alcanza niveles cada vez más altos de comprensión y acción. 17. Fortalecer y hacer efectiva la lucha por la moral y la firmeza como verdaderas armas, para el triunfo frente a una política que desde Teodoro Roosevelt se propone dominar al mundo con la zanahoria y el garrote, con la corrupción y con la represión. Hablar de moral y de firmeza, de dignidad y de entereza como armas contra la corrupción que tantas víctimas y estragos hace, y que está asociada a la cultura de la represión y el terror, de la cosificación y deshumanización de los pobres de la tierra y quienes echan su suerte con ellos.
Si el capital corporativo ha colocado la pérdida de los derechos sociales, nacionales, laborales y humanos en el campo de lo no negociable, el frente del pueblo que se organice en torno a la central de trabajadores, que hoy promueven sindicatos que ni se rinden ni se venden, como el heroico Sindicato Mexicano de Electricistas y muchos más, ese frente en gestación alcanzará, con los trabajadores manuales e intelectuales del campo y la ciudad, de la educación, de la salud, de la construcción y los servicios, así como con las comunidades de los pueblos indios y no indios, con la juventud y con los estudiantes, con los periodistas, locutores, actores, escritores, realizadores que luchan en los espacios tradicionales y cibernéticos, ese gran frente de todos y con todos alcanzará la victoria de un socialismo con democracia, y de una democracia con socialismo, con justicia y con libertad.
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Rumbo a una auténtica Central Obrera
Llaman sindicalistas a reivindicar los derechos en el ámbito laboral
Carolina Gómez Mena
Sindicalistas de diversas partes del país expresaron ayer la necesidad de que ante la crisis originada por el sistema neoliberal se conforme una central nacional de trabajadores que luche por la reivindicación de los derechos de este sector, los cuales se encuentran amenazados por la intención de reformar la Ley Federal del Trabajo, el outsourcing y la precarización de los salarios, entre otras circunstancias.
Reunidos en la Universidad Obrera de México (UOM), los sindicalistas repudiaron que se quiera pasar la factura del desplome del sistema actual del mercado a los trabajadores, a través de la disminución de sus sueldos, prestaciones y la estabilidad en el empleo.
El científico social Pablo González Casanova fue el primer orador en el foro denominado Ante el desastre nacional ¿es necesaria una nueva central de los trabajadores? El ex rector de la UNAM planteó que ante la situación actual de crisis es necesario rescatar las grandes luchas de los pueblos, de los trabajadores y de los excluidos.
Martín Esparza Flores, dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), señaló que urge dar impulso a la solidaridad entre gremios y trabajadores no organizados para enfrentar la ofensiva de gobierno y empresarios en contra de la clase trabajadora, pues tenemos que estar mejor preparados para defender nuestros derechos y frenar la reforma laboral.
Se pronunció por establecer una central que aglutine a los trabajadores del país y así poner un alto a que cada crisis se la quieran cargar a los trabajadores; los países solicitan grandes créditos a organismos financieros mundiales y cuando no hay para pagar, lo hacen los trabajadores; nos quitan los CCT, las jubilaciones, el salario remunerador y el empleo estable.
Invitó a los gremios a sumarse a la marcha que el SME realizará el próximo 16 de marzo a las 16 horas del Ángel de la Independencia al Zócalo por exigir solución a sus demandas, al conflicto minero y de Mexicana de Aviación, por la defensa de la seguridad social, el rechazo a la reforma laboral y la libertad de presos políticos.
Raúl Pérez Ríos, secretario general del Sutiems, dijo que ante la precarización laboral se requiere unidad del sector frente al enemigo común: el capitalismo. Criticó que se quiera hacer caer el peso de la crisis en las espaldas de trabajadores.
Juan Melchor, de la sección 18 del SNTE, Michoacán, señaló que hoy más que nunca se requiere el triunfo de los trabajadores y agregó: estamos convencidos de que necesitamos una central para luchar por los derechos perdidos.

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