Los ex trabajadores acudieron a impedir
un presunto saqueo de maquinaria por los dueños
Demandan pago de finiquitos, salarios y prestaciones que les adeudan desde hace nueve años
2 muertos y 18 heridos es el saldo al cierre de la edición.
Armando Cruz Sánchez
Ciudad Sahagún, Hgo., 28 de enero. Un grupo de ex trabajadores de la empresa Motor Coach Industries (MCI) intentó tomar la fábrica de esa compañía, cerrada en febrero de 2003, pero guardias de seguridad los recibieron a balazos con saldo de un obrero muerto y seis heridos, dos de gravedad, informó la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Los ex trabajadores se enteraron de que los propietarios –actualmente Pacific Internacional Development (PID)– sacaban la maquinaria de la factoría, ubicada en Ciudad Sahagún, por lo que acudieron a impedir el saqueo y ocupar la fábrica para presionar a que les paguen finiquitos, salarios y prestaciones que les adeudan desde hace nueve años.
A las 11:30 los guardias repelieron a tiros el intento de ocupación. En el lugar resultaron heridas siete personas, tres de gravedad, incluido José Matilde Cotonieto Sánchez, quien falleció en el hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social a causa de un balazo en el pecho.
Policías estatales y municipales detuvieron a 14 personas, entre personal de seguridad y empleados de la empresa, a quienes pusieron a disposición del Ministerio Público, junto con dos armas cortas y una larga. La fiscalía inició la averiguación previa 3/080/2012 por los delitos de homicidio y lesiones.
La historia de este problema se remonta a febrero de 2003, cuando por una crisis financiera, la empresa trasnacional MCI cerró su planta productora de camiones y dejó desempleados a mil 300 obreros, a los que les fueron adjudicados los bienes muebles e inmuebles para su venta, como garantía del pago de liquidaciones.
Posteriormente Pacific Internacional Development (PID) compró la planta y llegó a un acuerdo de liquidar con una suma global de 170 millones de pesos a los obreros, pero sólo entregó 10 millones. Por negarse a cubrir el resto, los trabajadores interpusieron en su contra una demanda de carácter civil y mercantil.
MCI había adquirido la planta de Dina, la empresa paraestatal fabricante de camiones creada en 1951. Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari Dina fue comprada por el empresario Raymundo Gómez, quien en 1995 la vendió al grupo estadunidense-canadiense MCI y luego ésta a PID.
El gobierno del estado emitió un comunicado en el que dijo que los agresores fueron contratados por Manuel Samuel Castro Mercado, representante de PID, y advirtió que se ejercerá todo el peso de la ley contra quienes resulten responsables. Dijo que la autoridad estatal ofreció mediar en todo momento, pero la cerrazón de Castro Mercado impidió encontrar un acuerdo.
La política laboral vigente criminaliza la lucha social
La agresión a los ex trabajadores de Motor Coach es reflejo de la política laboral vigente que criminaliza la lucha social y permite la impunidad, de la misma forma que ocurrió en décadas pasadas, alertaron especialistas y dirigentes sindicales.
La represión corresponde a la política del presidente Felipe Calderón. Todo está en el mismo contexto: un gobierno que no respeta la legalidad y se opone a que los trabajadores se defiendan
, dijo Alfonso Bouzas, Premio Nacional de Investigaciones Sociales 2011 e investigador de la UNAM, especialista en materia laboral.
Comentó que los trabajadores también están frente al abandono del Estado tutelar y a la imposición de directrices neoliberales. Lo que pasa en México, dijo, no tiene límite: Ahí está el caso del Sindicato Mexicano de Electricistas, de los trabajadores de Mexicana de Aviación; de los gasolineros, el caso de la Universidad de la Ciudad de México y muchos más en los que se impone la represión, sin importar el color del partido del que surgió determinado gobierno
, dijo.
Humberto Montes de Oca, vocero del Sindicato Mexicano de Electricistas, repudió la criminalización de la lucha social
Lo que pasó en Hidalgo es secuencia de lo que ha sucedido a otros trabajadores y activistas sociales, lo mismo en el norte, en Guerrero, Oaxaca o en la capital del país. Hay impunidad en los ataques contra quienes intentan defenderse
, señaló.
Enrique Favela, vocero del Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana, gremio que durante su intento de que más trabajadores tengan garantizados sus derechos a través de contratos colectivos ha enfrentado a grupos porriles, dijo que la autoridad es omisa incluso cuando la ilegalidad se comete en sus propias oficinas.
Con información de Fabiola Martínez
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ROLITA PARA QUE NO SE NOS OLVIDE, EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL CHILENO, CAMILA Y LOS MILES DE ESTUDIANTES CHILENOS EJEMPLARES Y COMBATIVOS
Adios Sebastian - Sol Y Lluvia - parque o'higgins 21 agosto
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El actual director de La Casa del Lago habla sobre la movilización estudiantil de 1987
Como en el 68, la música fue otra forma de protesta, afirma el ex baterista de Maldita Vecindad
Entonces,los elementos de politización y crítica social pasaban por la cultura
había mucha alegría y convicción de que la educación pública, gratuita y de calidad era una prioridad nacionalFoto Archivo
A 25 años de la huelga que estalló el Consejo Estudiantil Universitario (CEU), José Luis Paredes Pacho, ex baterista del grupo de rock Maldita Vecindad, recuerda su participación en las movilizaciones que transformaron el escenario universitario de mediados de los años 80 en México. Junto con bandas como Real de 14, Trolebús, Botellita de Jerez, Los Estrambóticos, Caifanes y Santa Sabina, abrió nuevos espacios de encuentro musical y lúdico para generaciones de jóvenes rebeldes.
Paredes Pacho, actual director de La Casa del Lago de la Universidad Nacional Autónoma de México, asegura que el rock fue otra forma de protesta y crítica social de aquellos años, pero también una respuesta creativa e irreverente frente a la intolerancia de una época.
–¿Cómo se involucró en las protestas estudiantiles y qué papel tuvo el rock?
–Yo tocaba desde 1986 en Maldita Vecindad y los Hijos del Quinto Patio, en un momento que coincide con la etapa underground del grupo. Éramos conocidos sólo en la escena roquera subterránea, aunque cabe decir que en ese periodo todo el rock era subterráneo.
En esos años ya no era alumno, pero sí muchos miembros de la banda, quienes serían directamente afectados por las reformas que se buscaba imponer. Recuerdo que en los ensayos bromeábamos con que ya no iban a poder estudiar.
Dificultades de logística
“A mí se me ocurrió –continúa Paredes Pacho– conseguir un camión de redilas y tocar acompañando a los chavos en sus movilizaciones. La idea fue fácil, pero conseguir el camión no. Buscamos uno de mudanzas, pero nadie nos quería dar el servicio, sobre todo cuando les decíamos que no iban a subir muchos pisos, pero sí darle vueltas a la plancha del Zócalo. Alguien aceptó, pero luego el problema fue conseguir una planta de luz; pedían algo para garantizar su devolución y un compañero dejó hasta la factura del automóvil de su mamá.
“Era una época –tanto en la universidad, como en la sociedad posterior al terremoto de 1985– en la que había un alto grado de iniciativa, de creatividad e imaginación de los ciudadanos. Fue un parteaguas. La gente decía ‘o te ayudas tú mismo o nadie va a venir a ayudarte’. Eso hace despegar la imaginación para buscar soluciones e ideas que pudieran parecer irrealizables; algo tan elemental como tocar arriba de un camión de redilas.”
–¿Cuándo comenzaron a participar de forma activa en las marchas del CEU?
–Tocamos en la primera gran manifestación a que convocó el CEU para el Zócalo (21 de enero de 1987). En los ámbitos sociales el rock era rechazado, y en otros era una preferencia de clóset, vergonzante, aunque para mediados de los años 80 ya había más sectores a los que les gustaba el rock mexicano. En la generación del CEU había una escena del rock con posiciones críticas y politizadas en las cuales los estudiantes consideraban normal escucharlo. No había contradicción ideológica, como ocurrió en la generación anterior, las del 68.
“De esos días recuerdo que acompañamos la marcha en el camión y llegamos a la calle 5 de Mayo. Nos estacionamos en la bocacalle que da al Zócalo, como recibiendo a los contingentes. Todo fue de forma muy espontánea. Era fantástico ver qué contentos estaban. Nos veían, se emocionaban mucho, bailaban, daban brincos y entraban al Zócalo. Traíamos bocinas muy chiquitas. No se escuchaba más allá de 20 metros, por eso en el grupo decíamos que tocamos como ante cien mil personas, pero por turnos.
“Los chavos de esa generación iban con muchos miedos porque era un lugar cerrado a las expresiones ciudadanas. Era un espacio de celebración oficial en un país autoritario. Iban con esa emoción contradictoria de retar al convencionalismo del poder. Fue una forma simbólica de recordar y tributar la memoria del 68.
Desde 1985, pero particularmente con el CEU, los elementos de movilización y de crítica social pasaban por la cultura. Desde luego, también por el sentido del humor, por una aproximación irreverente e iconoclasta hacia las distintas convenciones del poder.
–¿Qué aportaciones dejó el movimiento en lo cultural?
–Fue muy importante. Se mostró la capacidad de convocatoria del estudiantado en los conciertos, pero también del rock. En aquella época no existían foros para conciertos masivos, ni siquiera en espacios chicos. Y era difícil que los hubiera; el rock, desde 1971, estaba casi prohibido en México, a partir de Avándaro.
–¿Cómo recuerda el ambiente cultural que generó la protesta estudiantil?
–Fue un movimiento sin solemnidad. Había un nuevo lenguaje menos solemne en todo sentido: corporal, gestual, discursivo. Lo vimos en las marchas con sus pintas, mantas y pancartas; los chavos se disfrazaban.
“La música fue un vehículo, como en el 68; sólo cambiaron los géneros. Sobre todo, la posibilidad de escuchar la música que era tu lenguaje, y también lo era en el momento de protestar, de opinar y defender tus ideas. Eso caracterizó al movimiento del CEU; no tuvo una ideología acartonada.
“Había mucha alegría, emotividad y convicción de que el país podía mejorar; que la educación pública, gratuita y de calidad era una prioridad en la agenda nacional.
El CEU abrió una escena, un espacio mental para el rock vinculado a una causa social ciudanana, no partidista ni ideológica. El CEU, sin duda, fue un movimiento roquero.
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Activistas atribuyen la pobreza a las elites políticas y financieras
Davos, 28 de enero. Tres mujeres ucranianas protestaron con el torso desnudo, contra el Foro Económico Mundial.
Los medios de información suizos reportaron que las mujeres fueron arrestadas cuando intentaban escalar una valla cercana al Centro de Congresos de Davos, en el que se celebra la 42 edición del foro al que acuden las elites políticas y financieras del planeta.
Las manifestantes pertenecen al movimiento femenino Femen, que lucha por los derechos de los pobres y para denunciar las condiciones de precariedad de las mujeres, sobre todo las que ejercen la prostitución, según las fuentes.
Pobres por su culpa
, pobres por su culpa
, pobres por su culpa
, gritaban las manifestantes al unísono, empujaban a los guardias de seguridad y trataban de subir el alambrado, mientras los guardias, nerviosos, las trataban de alejar.
Fiesta de gángsters en Davos
, se leía en sus pancartas cuando mujeres guardias se acercaron y las apartaron del lugar.
Las tres mujeres, que lucían semidesnudas cuando en Davos se registraban temperaturas de 2 grados bajo cero, y en medio de la nieve, fueron llevadas al cuartel de la policía, informó el vocero de la policía de Davos, Thomas Hobi.
Precisó que fueron liberadas luego de comprobar su documentación y de informarles que no estaban autorizadas a manifestarse contra el Foro, en el que participan mil 600 presidentes de grandes empresas y cuarenta jefes de Estado y de gobierno.
Hace unos meses integrantes de ese movimiento se manifestaron delante de la residencia parisina del ex director del Fondo Monetario Internacional (FMI), Dominique Strauss-Khan.
Por otro lado, miembros del movimiento Ocupemos Davos organizaron una manifestación por separado que contó con la presencia una veintena de personas, según medios helvéticos. Un pequeño grupo del movimiento lleva una semana acampado en las afueras de Davos, donde construyó varios iglús para pedir más ayuda para los más pobres.
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Peña Nieto y el Golem
Eduardo Hurtado
... a pesar de tan alta hechicería, no aprendió a hablar el aprendiz de hombre. Jorge Luis Borges, “El Golem” México vive un momento peliagudo. Y la responsabilidad ciudadana es mayúscula: elegir al encargado de fijar las políticas que permitan recomponer el camino. Uno de los candidatos es el producto de una campaña coordinada por los poderes fácticos, con Televisa al timón. A partir de 2007 la empresa se ha encargado de colocar en primer plano a un joven priísta de viejo cuño, Enrique Peña Nieto, exgobernador del Estado de México. Las herramientas principales, junto a los spots disfrazados de noticias y las noticias configuradas como spots, han sido las encuestas. |
Collage de Marga Peña |
El hombre fuerte del PRI es un mito fabricado desde las pantallas. Como sea, la estrategia ha dado frutos: durante años, millones de mexicanos se han mantenido en la certeza de que Peña encarna la posibilidad de un gobierno “ordenado”. Aunque las expectativas no se fundan en los hechos. Atenido a las aclamaciones de sus publicistas, el candidato ha destellado en los escenarios políticos, sin más recurso que su capacidad para recitar varias líneas trilladas con ademanes y voz de político setentero. Pero con la contienda en puertas, las vaguedades dejan de ser alternativa. Y ha sucedido lo ineludible: el original no empata con el simulacro. En la FIL 2011 un reportero lanzó una petición muy básica que para el mexiquense resultó venenosa: “Mencione tres libros que hayan influido en su vida.” El interpelado comenzó por nombrar la Biblia. “No toda, por supuesto”, explicó de inmediato bajo el reclamo insidioso de su mala conciencia.
Lo que siguió fue peor: incapaz de obtener “algo” de los archivos de su memoria, aventuró un par de títulos de actualidad, sin atinar a nombrarlos de manera correcta y sin especificar la identidad de sus autores. El episodio se prolongó. El hombre resbalaba como caballo en un iceberg, farfullaba desconcertado, miraba el piso y luego el techo con ojos de espanto, mientras las risas de los asistentes crecían. Horas más tarde la escena circulaba por las redes sociales, condimentada con chascarrillos sangrientos.
Sus abogados se prodigan en excusas. Leer, arguyen, está sobrevaluado. Que un político posponga tan prescindible función no tiene por qué perjudicar su labor. Por lo demás, agregan, dado que la mayoría de los mexicanos no lee, aquellos que se empeñan en ridiculizar al priísta, iletrados ellos mismos, carecen de autoridad. El primer alegato merece una reflexión aparte. El segundo es un sofisma: que México sea una de las naciones menos lectoras del planeta es un hecho que acusa las deficientes políticas educativas de sus gobiernos. Lo menos que puede hacer un pueblo que resiente una calamidad así, es reclamar que quien aspira a gobernarlo tenga otra formación –y un interés razonable en la enseñanza y la cultura. No es de asombrar entonces que millones de ciudadanos hayan tenido el impulso de traducir en clave humorística las andanzas de Peña.
En cuanto al primero de los razonamientos, vale preguntarse: ¿de verdad no importa que el aspirante a la presidencia de un país no lea? Desde luego, no se trata de exigirle a los más altos dignatarios de nuestra clase gobernante que muestren familiaridad con el arte y la ciencia. Se trata sólo de que en su visión de las cosas asome algún trato con las ideas. “No tengo tiempo para leer”, aseguró el presidenciable. Quien así se expresa deja ver un íntimo convencimiento de que la cultura no aporta utilidad alguna, que la conducción de un país no demanda sutilezas. Pero la realidad apunta en un sentido distinto. Otro gallo nos cantara si Calderón tuviera sensibilidad para escuchar los argumentos de quienes le piden reconsiderar su estrategia de combate al crimen. ¿Cómo llevar el tema a un terreno que supere el enfoque de los buenos contra los malos, si la idea que se tiene del mundo ocurre en blanco y negro? Es verdad que la lectura de algunos títulos no es garantía de que un político se conducirá con visión de estadista, pero no haberlos leído sí anticipa que no tendrá elementos para hacerlo.
La aparición de Paulina Peña ha evidenciado otras dolencias. A través de su twitter la joven interpeló a quienes hacían escarnio de su padre, cosa meritoria, de no ser porque al elegir un insulto decidió optar por uno sembrado de prejuicios clasistas: “Un saludo a toda la bola de pendejos que sólo forman parte de la prole...”. Las palabras de la chica obligan a pensar en la influencia de su entorno más próximo. Se puede alegar que es rigorista juzgar a Peña por la opinión de su hija. Pero no hay que olvidar que a menudo se les pide a los ciudadanos transferir a la figura de los políticos ciertos valores personificados en sus parientes. ¿Por qué exigir entonces lo contrario cuando alguno exhibe una conducta discriminatoria?
Los desatinos de Peña han puesto en jaque a todos aquellos que se lanzaron a crear un Golem a la altura de sus ensueños, con la idea de hacerlo presidente. Quisieron endilgarle a la criatura cualidades prodigiosas: penetrante, sagaz, dueño de un raro instinto político. A los primeros pasos el muñeco se derrumba. “Muéstranos el camino”, le imploran. Y el infeliz se enreda, lo mismo en castellano que en inglés. Los cabalistas desesperan al constatar las insuficiencias de su penoso hijo. Nada que hacer: el partido se aventuró a postularlo sin considerar la opción de un colapso y ya no hay modo de sacar la pata. No les queda más que fiarse al poder de sus aliados mediáticos. ¿Conseguirán ellos instalar en Palacio al Candidato de las Estrellas? Es muy posible. Sin embargo, aún quedan espacios para el disenso: en internet y las redes sociales existen pistas para que los mexicanos discutamos en serio lo que representaría el triunfo de un sujeto que enseña carencias tan alarmantes.