Allá nos vemos para comentar con nuestro Coordinador Nacional de "Regeneración" los problemas organizativos en nuestros distritos y en la distribución de nuestro periódico.
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Intereses económicos y políticos lo han impedido, dice; llama a democratizar los medios
Descarta expropiar o retirar concesiones; debe darse impulso a la competencia en un marco de absoluto respeto a la legalidad
El ex candidato presidencial habló ante empresarios de la CIRT
Los intereses económicos y políticos de los medios de comunicación han impedido a éstos cumplir con su función social de garantizar el derecho del pueblo a estar debidamente informado, dijo Andrés Manuel López Obrador, quien consideró indispensable democratizar este sector y acabar con los monopolios.
Al reunirse con los empresarios de la radio y la televisión, el ex candidato presidencial señaló que esta democratización se llevaría a cabo sin expropiaciones ni retiro de concesiones, sino con el impulso a la competencia en un marco de respeto a la legalidad.
A manera de ejemplo: si Carlos Slim, como cualquier otro ciudadano, desea tener un canal de televisión, no tendrá ninguna limitación; de igual forma, si Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego o cualquier comunicador o ciudadano desean invertir en la telefonía, también podrán hacerlo. No va a haber monopolio
, dijo a los empresarios reunidos en su 53 Semana Nacional de la Radio y la Televisión.
Ustedes saben que todos los monopolios son dañinos, sobre todo el monopolio del poder. La democracia es competencia, que el ciudadano pueda elegir entre varias opciones
, expresó.
En la sesión de casi una hora a puerta cerrada, realizada en el hotel Camino Real, López Obrador perfiló el reto que tienen los empresarios de la radio y la televisión ante el país y lo que se espera de ellos. Ojalá que en estos tiempos definitorios para la vida pública de México, los medios de comunicación estén a la altura de las circunstancias
, deseó.
Pero además, en alusión a Televisa y al ex gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, expresó también su deseo de que se aleje la tentación de unos medios, en especial de una televisora que por respeto no voy a decir su nombre, de querer imponer al próximo presidente de México mediante la falta de equidad, la mercadotecnia y la promoción descarada de sólo uno de los aspirantes. Ojalá que ningún medio, nadie, por más poder que detente, se proponga suplantar el derecho del pueblo a elegir libremente a sus autoridades
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En su intervención inicial, donde presentó sus principales propuestas para un cambio de régimen, el ex jefe de Gobierno del Distrito Federal dijo que su movimiento no se guiará por el afán de venganza. No nos mueve el odio, sino el amor al prójimo. Tenemos un objetivo superior y sublime: la transformación de México
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Momentos antes, en entrevista, señaló que acudía a la cita con ánimo conciliador y presentaría a los empresarios de la radio y la televisión sus propuestas de manera honesta. Me gusta llamar a las cosas por su nombre. No me gusta dorarle la píldora a nadie
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En preguntas formuladas tanto por reporteros como por empresarios, López Obrador se refirió brevemente a Marcelo Ebrard. Yo no quiero la confrontación con Marcelo, no voy a dar pie a eso. Es hasta de mal gusto decir que yo ofrezco esto que mi compañero o amigo no ofrece. No, yo lo que creo es que hace falta un cambio de régimen
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A los empresarios les comentó que si no hay un cambio real y de fondo en el país, no encontraremos la salida ni como pueblo ni como nación. Estoy convencido de que este régimen ya dio de sí, ya se pudrió de corrupción, de privilegios y de injusticias, y mientras más tiempo se mantenga, peor nos va a ir. Si seguimos con más de lo mismo, no hay salida, se los puedo garantizar
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Agregó: La transformación de México requiere de la participación de todas y de todos. Ustedes son actores fundamentales, entre otras cosas porque los medios de comunicación tienen que cumplir con una función social y deben garantizar el derecho del pueblo a la información, asunto que, en honor a la verdad, no se ha podido concretar debido a que prevalecen en los medios intereses económicos y políticos que se sitúan por encima del interés general, aunque hay desde luego honrosas excepciones
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Por otra parte, López Obrador expresó su deseo de que no se repita la guerra sucia
que desde los medios, principalmente la televisión, se llevó a cabo en la elección presidencial de 2006, cuando engañaron a la gente diciendo que yo era un peligro para México; causaron un enorme daño al país, porque si no nos hubiesen robado la Presidencia de la República no estaría el país en la situación tan lamentable en la que se encuentra ahora
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Pero todavía hoy, concluyó, el candidato que tiene la televisora es el del PRI –dijo refiriéndose a Peña Nieto–, quien por cierto estaría en el mismo acto dos horas más tarde. Es a él a quien lo vienen introduciendo al mercado como se introduce un producto chatarra
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1. El proceso electoral de 2012 se ha iniciado en un clima antidemocrático que no tiene precedentes en la historia reciente, marcado por dos factores centrales: a) un clima de violencia generado por Calderón con su “guerra contra el narco”, que no lo es, pero que entre otras cosas busca amedrentar a los mexicanos, por lo que la está intensificando mediante sus grupos paramilitares, y b) por un activismo desbocado del titular de facto del Ejecutivo, que escudándose en el estatuto de impunidad no escrito que han tenido los gobernantes mexicanos, está teniendo todo tipo de injerencias en el proceso electoral buscando manipularlo, todavía con la lejana expectativa de poder imponer en 2012 al candidato de la extrema derecha.
2. Las acusaciones lanzadas por Calderón al PRI en una entrevista con The New York Times, pretendiendo que su regreso sería un peligro para México porque los priístas están dispuestos a pactar con el narco, y que tras una campaña fascistoide orquestada por Gobernación llevaron al PRI a acusar –el pasado martes– a Calderón y al PAN ante el IFE por violar el marco constitucional del país, no son más que un anuncio de lo que viene y que muchos pretenden no ver: un individuo como Calderón, que llegó a la Presidencia por un macrofraude electoral para satisfacer los intereses de unos cuantos grupos, no se va a detener en su ambición, y por eso está buscando ya, por otra operación fraudulenta, imponer a su sucesor.
3. Las evidencias se multiplican día a día en el sentido de que Calderón pretende por todos los medios imponer a Ebrard como candidato presidencial del PRD por medio de una encuesta fraudulenta, a fin de que sea un candidato testimonial (pretendiendo así cerrar el camino a López Obrador), y que al mismo tiempo busca destruir la imagen de Enrique Peña Nieto y del PRI con una campaña de acusaciones, presentándolos como aliados del narcopoder, lo cual ha abierto un enorme debate en el país, en el cual las declaraciones de Vicente Fox recomendando el día 18 que el nuevo gobierno “pacte con el narco” no son más que un ejemplo del extravío de la clase política
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4. La discusión sobre cuáles deben ser las políticas del Estado ante el narcotráfico, planteada de manera sofista por el gobierno del PAN como una disyuntiva entre a) “la guerra contra el narco”, que ya se sabe que no es tal, sino un ardid para desmantelar al Estado nacional, y b) los pactos
con el narco, que según Calderón caracterizaron a los gobiernos del pasado –sin que pueda documentarlo–, es en todo caso falsa, pues las cosas no son como dice la propaganda oficial ni fueron nunca como él pretende, ya que los panistas, siguiendo las instrucciones de la administración Obama, ahora están protegiendo a algunos cárteles (con los que tienen acuerdos) y oponiéndose a otros para que Washington regule el mercado.
5. La cuestión primordial es, por el contrario, determinar si el poder público debe actuar ante el narcotráfico en un marco de legalidad y racionalidad, o como lo está haciendo Felipe Calderón: siguiendo órdenes del extranjero por oscuros móviles políticos, transgrediendo todas las normas legales y violando los derechos de los mexicanos al actuar en plena irracionalidad fascistoide: no para combatir el narcotráfico, que se ha expandido notablemente durante su gestión, ni para terminar con la violencia, que se ha extendido sin cesar, sino para satisfacer intereses facciosos sin dejar por eso de proseguir entregando el control del aparato estatal a Washington.
6. En Estados Unidos, por ejemplo, como en casi la totalidad de los países occidentales (salvo Colombia y México), hay políticas instituidas frente al narcotráfico en las que los poderes públicos lo aceptan como una realidad, con una tolerancia fundada en la imposibilidad de exterminar a miles de productores, traficantes y consumidores, como Calderón y la derecha mexicana, fanática y delirante, pretenden que van a hacerlo, sin esconder que lo que buscan en realidad es generar un escenario de caos para propiciar que se acelere el desmantelamiento de la nación. Nadie acusa en Estados Unidos, por ejemplo, al presidente Obama de “tener acuerdos con el narco” por no lanzar a grupos paramilitares y al ejército a generar un baño de sangre en las ciudades estadunidenses ni por no impedir que la droga llegue a los consumidores de su país.
7. Los sectores más injerencistas de Estados Unidos están actuando, por consiguiente, de manera cada vez más falaz e hipócrita para extremar el escenario que han creado con la complicidad de Calderón, conforme al cual los cárteles mexicanos amenazan la seguridad de Estados Unidos. Las acusaciones, que ahora se dirigen en el sentido de que los narcos mexicanos reclutan a niños estadunidenses en Texas (La Jornada 18/10/2011), y de que organizaciones terroristas
de Medio Oriente, con la complicidad de los narcos mexicanos, están actuando desde el territorio de México, son a todas luces mentirosas, pero no por eso no se están imponiendo como verdades en Estados Unidos.
8. El anuncio hecho el pasado día 11 por el procurador Eric Holder de que habían desarticulado un complot iraní
(en el que habría participado “un cártel mexicano”) para asesinar al embajador saudita en Washington, y que buscaba dar al gobierno de Obama justificaciones para intervenir militarmente en Irán y en México, fue estimado como mentiroso por la prensa estadunidense, pero la gran diferencia se suscitó en las reacciones que se produjeron en las naciones acusadas, pues mientras Teherán lo rechazó como un montaje
, el gobierno de Calderón lo estimó como cierto: dándole razón a las pretensiones de Washington.
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