Enrique Gutiérrez
Corresponsal y agencias
Santiago, 28 de octubre. Estudiantes de la enseñanza secundaria se lanzaron hoy a las aguas del río Mapocho, que cruza Santiago de este a oeste, después de ser desalojados con violencia por la policía militarizada de carabineros cuando intentaban instalar un campamento en un sector de la capital.
El vocero de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes de Secundaria (ACES), Alfredo Vielma, informó a los medios que los carabineros arremetieron con golpes contra los jóvenes, a pesar del carácter pacífico de la manifestación, y señaló que la ocupación de la ribera del Mapocho es la primera de muchas más acciones programadas por los jóvenes.
Por su parte, la Comisión Internacional para los Derechos Humanos (CIDH) criticó la deplorable
utilización desproporcionada
de la fuerza pública del gobierno del presidente Sebastián Piñera para reprimir a los manifestantes estudiantiles, acciones que vienen realizándose desde hace seis meses.
Los alumnos de la educación secundaria bajaron al Mapocho a la altura del puente Pío Nono, en la cercanías de la Plaza Italia, e instalaron un par de carpas con la intención de quedarse en forma indefinida en el lugar, en un intento por emular a un grupo de deudores habitacionales que en 2009 instaló, por 42 días, un campamento en el mismo sitio para presionar al gobierno derechista a solucionar sus demandas.
Pocos minutos después, un contingente policial rodeó el lugar y conminó al grupo de 38 estudiantes a desalojar el lecho del río.
Luego, los carabineros bajaron al lugar con sus fuerzas especiales para desalojarlos, tras lo cual los jóvenes se tomaron de los brazos y empezaron a entrar al cauce del río, que es poco profundo a esa altura pero con mucha corriente.
Un grupo de policías bajó hasta el lugar y se lanzó a golpes contra algunos estudiantes que ya se encontraban sobre el agua.
Varios jóvenes se mojaron las piernas y dos quedaron empapados cuando resbalaron y cayeron a consecuencia de la operación de desalojo y el forcejeo, en tanto que otros resultaron con golpes propinados por la policía, entre ellas una estudiante embarazada y una alumna recién operada de la columna. El saldo fue de cuatro estudiantes de secundaria detenidos.
De acuerdo con los manifestantes, la protesta fue contra la clase política chilena
, en el contexto de un extenso conflicto estudiantil que se ha prolongado por seis meses y busca la gratuidad y la calidad de la educación en Chile.
El comandante de la policía, Mario Rozas, justificó la violenta acción policial en la protección de los menores, mientras que los estudiantes denunciaron una fuerte represión de los carabineros.
Ellos en forma temeraria comenzaron a amenazar con lanzarse a las aguas del río Mapocho, por tal motivo se hizo un despliegue y el personal que participaba fue el suficiente y necesario para asegurar la integridad física de los menores de edad en el contexto de una situación de orden público
, indicó el jefe policial.
Alfredo Vielma, vocero de la ACES, señaló que hoy pudimos ver cómo la policía militar quiere violentar a los estudiantes de la Región Metropolitana, que estaban manifestándose pacíficamente, pero buscan criminalizarnos y llevarnos presos
.
En declaraciones al diario chileno La Tercera, el líder estudiantil señaló que replicaremos este tipo de ocupaciones en lo que queda del año. Radicalizaremos las movilizaciones porque nos ayudan a acercar las demandas a la gente y a interactuar con ellos. Además, las marchas ya no convencen al gobierno
.
El dirigente afirmó que la ACES se adherirá al paro del 5 y 8 de noviembre de la Confederación de Estudiantes de Chile.
Más tarde, Andrés Chadwick, vocero del gobierno del presidente Piñera, reiteró que no permitiremos que estos jóvenes pongan en riesgo su integridad física
.
En tanto, el relator sobre los Derechos para los Niños y Adolescentes de la CIDH, Paulo Sergio Pinheiro, calificó este viernes de deplorable
la desproporcionada
utilización de la fuerza contra los jóvenes en las manifestaciones estudiantiles de Chile.
La conclusión básica es: la manera con la que esas manifestaciones en que estaban niños, niñas y adolescentes fueron reprimidas fue lamentable, deplorable y hubo un claro uso de desproporcionalidad de la fuerza
, afirmó.
No es algo compatible con la convivencia democrática
, afirmó el comisionado brasileño, durante una audiencia en la CIDH, en la cual los estudiantes chilenos denunciaron una supuesta represión desmedida por la policía chilena en las marchas que protagonizan desde hace casi seis meses.
Pinheiro afirmó que ya es hora
de que el gobierno de Chile piense en reformar
un decreto que regula las manifestaciones heredado de la época de la sanguinaria dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Por otra parte, hoy se informó que el presidente Piñera es, con sólo 28 por ciento, el jefe de Estado con menor apoyo de las 18 naciones de América Latina, según el índice Latinobarómetro.
El mandatario presenta un descenso de 27 por ciento con respecto a 2010, lo que constituye la caída más grande a escala continental marcada por el conflicto estudiantil que enfrenta su gobierno.
El estudio da cuenta de una reducción en el apoyo de la democracia en el país, pasando de 63 a 61 por ciento. Situación similar se registra en cuanto a la imagen de progreso de Chile, el cual cayó de 55 a 29 por ciento.
Aunado a ello, sólo 29 por ciento piensa que Piñera gobierna para el bien de la población
, 6 por ciento cree que hay una justa distribución de la riqueza
y 53 por ciento dice que la democracia chilena carece de justicia social.
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Movilizaciones globales
Marcos Roitman Rosenmann
Las grandes manifestaciones que se han desarrollado en más de 80 países y casi mil ciudades del planeta, constatan el malestar general de cientos de miles de personas, anónimas la mayoría, que por primera vez, en algunos casos, salieron a la calle a mostrar su rechazo al poder de la banca, el capital financiero y las trasnacionales. Sin duda han existido otros motivos, pero en líneas generales ese ha sido el punto de unión que las identifica.
La actual crisis se expresa por el poder desmedido acumulado por los centros de decisión financiera. Poder que es proporcional a la pérdida de autonomía de la política. La balanza desde hace muchos años se ha desequilibrado en favor de los mercados. Las propuestas del G-20, lanzadas el mismo 15 de octubre, de seguir desregulando, se convierten en más de lo mismo. En otras palabras, apagar el fuego con gasolina. Los banqueros son perseverantes, y mientras queden leyes reguladoras seguirán buscando su derogación, en pro de legitimar inversiones especulativas de riesgo sin considerar las repercusiones sociales ni políticas, aunque ello suponga un suicidio en el medio plazo. La avaricia es el sino del capitalismo y no su excepción. Quienes hoy deciden no están dispuestos a retroceder ni un milímetro. Y la clase política prisionera de los mercados, tampoco reacciona. En este contexto, el panorama se vuelve gris y la atmósfera espesa. No hay quien tenga voluntad de poner el cascabel al gato o lo que es lo mismo meter en vereda a los especuladores, banqueros, empresarios y políticos corruptos. La política con mayúsculas, se bate en retirada. Postrados ante los amos de las finanzas, quienes practican la política chatarra prefieren arrodillarse y bajar la cabeza, convirtiendo el proceso de toma de decisiones en un complemento desde el cual garantizar el itinerario diseñado por las grandes corporaciones y sus magnates a fin de agrandar la brecha entre ricos y pobres. El costo es tremendo, no sólo se degrada la política al tiempo se produce una oligarquización del poder. Cómplices, sicarios, comparsas, títeres o meretrices, aplíquese el adjetivo que mejor convenga, la clase política se ha transformado en el problema y no en la solución. Descrédito, mediocridad, inoperancia, arrogancia, egos desmesurados, son algunos de los nuevos rasgos distintivos de las elites del capitalismo global.
HAY COSAS QUE JAMAS CAMBIAN.....¡¡¡¡ HAY QUE CAMBIARLAS !!!
Sin duda, cuando en Madrid, este 15 de octubre, medio millón de personas gritaban al unísono ¡que no, que no, que no nos representan!
, estaban señalando su desafección a la clase política de arriba, tanto de derecha como de la llamada izquierda parlamentaria e institucional. Esta frase se coreó hasta la saciedad en todas las ciudades de España donde el movimiento 15-M convocó a la ciudadanía con el fin de rechazar las políticas económicas y la falta de consonancia entre las demandas sociales y las decisiones a contrapelo de los gobiernos. Esta demostración de fuerza y unidad hace abrigar esperanzas, pero señala sus límites. Resultaba curioso ver como esta consigna era voceada por todos los presentes, entre los cuales se hallaban militantes del PSOE, Izquierda Unida, progresistas, anticapitalistas, ecologistas e inclusive alguno que otro votante de la derecha.
Al concluir la manifestación el grueso de los asistentes abandonaba la plaza y volvía a sus hogares teniendo claro que en las elecciones legislativas del 20 de noviembre votará a su opción de siempre, se llame PSOE, UPyD o IU. Dos partidos y una coalición que han tenido representación parlamentaria en la actual legislatura, y salvo IU, en ocasiones contadas, las otras formaciones han seguido, a pies juntillas, los designios del FMI, el BM y las directrices del Banco Central Europeo.
¿Por qué entonces decidían gritar ¡que no, que no, que no nos representan!
? ¿Hacia dónde apuntaba el blanco de sus críticas? Si la respuesta es un rechazo a los partidos, la corrupción y un sistema de representación bipartidista distorsionado, es un comportamiento esquizofrénico. No tiene sentido votar al PSOE y avalar la consigna, y no lo duden, había muchos votantes del PSOE en la manifestación y ninguno de ellos cambiará su intención de voto.
Este es el dilema que arrastra el 15-M, suma voluntades, moviliza y genera un halo de esperanza, al tiempo que optimismo, lo cual no es poco. Pero insuficiente. Hacer política supone amén de ejercer la crítica, disputar espacios existentes y crear otros alternativos. No basta salir a la calle y romper el estado de somnolencia, aquel en el cual se encontraba España antes del despertar alegre del 15-M. Indignarse es un punto de partida no de llegada.
No se trata de explicar este déficit organizativo, poniendo el acento en la heterogénea composición del 15-M, lo difícil de consensuar un programa, que lo tiene, o en los intentos de manipulación de unos y otros. En principio la heterogeneidad no se ha mostrado como una rémora, tampoco como una virtud. En su interior conviven parados, jóvenes, desahuciados, estudiantes, jubilados, amas de casa, intelectuales, profesionales y militantes sindicales y políticos. Pero es su escasa incidencia política en las instituciones reales del poder y su rechazo a utilizarlas para revertir la situación, donde radica su talón de Aquiles. Quien no tiene empleo no puede vivir esperanzado el advenimiento de la revolución. Tampoco lo hace quien es desalojado de su vivienda con su familia y se queda en la calle. No es posible refugiarse en la indignación.
El 15-M ha obtenido un gran logro, hacer visible el malestar global y poner en el orden del día el rechazo ciudadano a la práctica corrupta del poder económico y político. Pero no puede dejar de lado las esperanzas depositadas en su capacidad para ser un punto de inflexión en la crisis de la izquierda y la construcción de proyectos alternativos anticapitalistas. Pero tal vez no haya sido ese el objetivo de los indignados y el 15-M. Hoy, sin embargo se convierte en una necesidad si se quiere avanzar. Será por esta razón, que tras la manifestación del 15 de octubre, miembros de 15-M convocasen una asamblea en Sol para plantearse ¿y ahora qué? La pregunta sigue en el aire.
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UNAMonos con las cooperativas
Bernardo Bátiz V.
Anoche, después de hojear los periódicos y saltar de una noticia mala a otra terrible y de esa a una tonta exigencia: que pruebe AMLO que no está contra la iniciativa privada
, me quedé despierto largo rato, preguntándome lo que a muchos mexicanos nos inquieta: ¿cómo apuntalar lo que se está derrumbando? ¿Cómo superar las pugnas por los cargos públicos, el entreguismo al capital extranjero y cómo librarnos del tobogán de ineficacia, educación deficiente, masificación de los sentados frente al televisor, por el que vamos descendiendo?
Me levanté al día siguiente con el desasosiego de la noche anterior y ya en mi escritorio, revisando correspondencia que no había visto por una breve ausencia, me topé con una invitación atrasada a un ciclo de conferencias sobre cooperativismo, que ya tuvieron lugar en la ciudad de México, en la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, con el sugestivo nombre que tomé prestado para encabezar mi colaboración a La Jornada.
Revisé el programa, amplio y bien pensado; además de integrantes de la comunidad de la Escuela Nacional de Trabajo Social, institución anfitriona participaron de otras escuelas de educación superior, la Universidad Autónoma de Chapingo, la Universidad Obrera de México; hubieron ponencias de FONDESO, de cooperativas vivas y ejemplares como la Pascual y otras, menos conocidas, como Taller Salud y Naturaleza o Cooperativa Xochinalch.
Mi desazón de la noche anterior, se fue disipando; en la ciudad de México, mientras otros pierden el tiempo, en la universidad se desarrolló un programa bien estructurado de pláticas sobre el cooperativismo, en búsqueda de soluciones viables. La cooperativa es una fórmula alternativa para la creación de empresas, en México no se ha desarrollado como debiera pero se mantiene como una esperanza realizable, es una forma de crear riqueza sin que esté fundada en la injusticia ni en la desigualdad.
En nuestro país tuvo impulsos iniciales y entusiastas. Desde la iglesia Católica, el padre Pedro Velázquez (1913-1968) fundó cajas populares, cooperativas de artesanos, de agricultores y de consumidores y durante varios años fue reconocido como promotor de cooperativas exitosas y por cierto, también como fundador escuelas de trabajo social.
Otro impulsor del sistema fue Lázaro Cárdenas, cuyo gobierno reservó áreas específicas de la economía a empresas cooperativas, creó el Banco de Fomento Cooperativo e impulsó las cooperativas escolares; bajo su gobierno surgieron industrias poderosas, como las cementeras Cruz Azul, aún trabajando y la Hidalgo ya triturada por el sistema y los monopolios.
Leer el programa me devolvió el optimismo. Los asistentes debieron escuchar, desde planteamientos teóricos hasta relatos de experiencias exitosas. Mientras sesudos empresarios privados repiten lugares comunes y se resisten a ver el bien común como prioritario a sus bienes particulares y mientras que los que han hundido a México en la pobreza y en la dependencia del exterior, repiten discursos ampulosos sobre la competencia y la competitividad, sin pensar que en un sistema competitivo necesariamente uno gana y los demás pierden, en la Escuela de Trabajo Social se reflexionó sobre formas de economía social reconocidas por la Constitución, pero postergadas en la práctica por los apologistas de la codicia.
El sistema cooperativo se basa en la solidaridad, los procesos sociales que detona son procesos conjuntivos, que consolidan los lazos sociales, que crean ámbitos propicios para el bien común y la justicia social, en tanto que la propuesta contraria, la de la libre competencia como ley suprema de las relaciones humanas, acarrea necesariamente desigualdad, dolor, injusticia y odios.
Es alentador ver entrelazados los nombres de la máxima institución de educación superior del país y el más justo y racional sistema de organización económica, la cooperativa; UNAMonos con las cooperativas
es una gran idea.
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Desfiladero
México-EU: ¿New deal con AMLO o marines en Chapultepec?
Jaime Avilés
El presidente Felipe Calderón, a su arribo a la capital de Paraguay para participar en la Cumbre Iberoamericana, se reunió previamente con el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y con el rey Juan Carlos I de EspañaFoto Notimex
¿Qué tienen en común el PAN y el Partido Demócrata de Estados Unidos? Ambos saben que son nulas sus posibilidades de ganar las elecciones presidenciales en 2012, a menos que den un golpe superespectacular que cimbre al mundo. Obama resultó un fiasco en lo político, en lo económico, en lo social y en lo militar. Para tratar de quedarse cuatro años más en la Casa Blanca se echó a los pies de Israel, de Wall Street y de Hillary (valga la redundancia).
Nada sugiere, sin embargo, que tanta obsecuencia le haya servido de nada. La gente que votó por él lo detesta. Los fascistas del Tea Party lo desprecian y cuentan los meses que faltan para pasarle por encima. Obama, pues, necesita desesperadamente hacer algo en grande. No pudo ganar la guerra en Irak ni en Afganistán, así que mejor sacará a sus tropas de esos desiertos. ¿Para mandarlas a dónde?
A lo largo de esta semana, el New York Times (NYT) y el Washington Post (WP) dedicaron sus principales noticias de primera plana a México. El WP descubrió
que durante el sexenio de Felipe Calderón se duplicó la producción de mariguana, y la de amapola alcanzó un auge tal que México es ya el segundo exportador mundial de heroína, sólo por debajo de Afganistán. (Recuerden que cuando los talibanes tomaron el poder en Afganistán, la amapola fue erradicada casi por completo, pero las cosechas volvieron a normalizarse en cuanto llegaron los marines).
A su vez, el NYT confirmó que todos los órganos de seguridad de Estados Unidos se mueven a su antojo por territorio mexicano, y que han establecido estaciones
(¿eso significa centros de espionaje y de mando?) en todo el país. Sendos rotativos quieren suponer que la heroica
decisión tomada por Calderón al declarar la guerra contra
(jaja) el narco en 2006, obligó a las fuerzas armadas mexicanas a concentrar sus esfuerzos en las ciudades, pero descuidó
el campo, y por eso los cultivos de mariguana y amapola crecieron exponencialmente.
Los dos influyentes periódicos recalcaron la “amenaza contra la seguridad interna de Estados Unidos que representa la alianza de Los Zetas con los terroristas islámicos”. Y, al respecto, sacaron a relucir el recién desmantelado complot
entre un iraní-gringo y ese cártel fundado y dirigido por paramilitares, que antes fueron militares y recibieron adiestramiento del Pentágono y de los kaibiles de Guatemala.
En ese contexto reapareció mediáticamente el caso del ciudadano somalí que, según esto, almacenaba explosivos en una casa de la colonia Cuauhtémoc para atentar contra la embajada de Estados Unidos en México. Anteayer, en Washington, al comparecer ante un comité que investiga el operativo Rápido y furioso, Hillary rectificó
, según ella, a solicitud
de Calderón, su opinión sobre los cárteles mexicanos: no son insurgentes, son terroristas
, afirmó, en sintonía con la campaña del NYT y el WP, o sea, de ella misma.
Y ayer, de nuevo, en primera plana, el WP aseguró que Calderón mandó a la Marina, el Ejército y la Policía Federal a detener vivo o muerto
a El Chapo Guzmán, lo que es más falso que un Rólex chino. Por su parte, desde Veracruz, la propia Marina afirmó que Los Zetas tuvieron que salir corriendo
de esa entidad (lo que de ser cierto, nada bueno augura para Tabasco y Puebla).
¿Vienen las tropas de Obama a salvarnos
? Si la decisión ya se tomó, debemos, como dice Galeano, dormir con un ojo abierto
, porque la violencia se recrudecerá como nunca, para que los televidentes del otro lado de la frontera se horroricen hasta que estén listos para aplaudir el histórico
anuncio de la operación militar (¿Cómo se llamará: Tormenta en la taquería?) que supuestamente restablecerá el respeto a los derechos humanos de nosotros, luego de bombardearnos y hacernos pinole.
Para que el plan siga su marcha, Calderón tendrá que volver a repetir, una y otra vez, lo que por enésima declaró el jueves: el Ejército se mantendrá en las calles el tiempo que sea necesario
. Y en entrevista con La Jornada, su mínimo y fiel Ernesto Cordero, que no logra ni quiere disimular su parecido con Mister Bean, baló así: “debemos mantener la estrategia actual contra el narco” .
Según NYT, Cordero, el gallo
calderónico para 2012 va a la cola de todos los precandidatos del país. Pero si el plan del hombrecito de Los Pinos se lleva a cabo, como lo anticipó Desfiladero hace cuatro sábados, en el proceso interno del PAN ganará la nominación por dedazo, a pesar del berrinche que ya está haciendo desde ahora la señora Vázquez Mota, cuyo apellido materno no casa con la guerra contra
(jajaja) el narco.
Mientras el destape de Cordero aguarda la hora de la verdad, la gente de Marcelo Ebrard, con el delegado de Gustavo A. Madero, Víctor Hugo Lobo, a la cabeza, persiste en su empeño de anular las elecciones internas de dirigentes del PRD, meta que, en caso de ser alcanzada, dejará a ese partido fuera de los comicios presidenciales de 2012, pero no a Ebrard. Porque si éste saca de la cancha al instituto
creado en 1989 por Cuauhtémoc Cárdenas, alegará que ya no tendrá caso que compita con Andrés Manuel López Obrador, para que las encuestas determinen cuál de los dos es el mejor posicionado, en un partido que prácticamente habrá dejado de existir.
Y si eso llegara a suceder, lo que no es imposible, sino al contrario, ¿qué hará Ebrard con toda la simpatía que por él siente, y todos los millones de votos que quiere darle, la profesora Elba Esther Gordillo? Obvio: irse al PAN, en lugar de Cordero. En todas partes en donde se hace oír, la cacique chiapaneca repite que podría apoyar a Peña Nieto, pero que anhela irse con Ebrard, su adorado güerito.
México, hay que volver a decirlo, sólo tiene una salida para seguir existiendo como país, y no como protectorado de Estados Unidos: impulsar un modesto pero irreversible proceso revolucionario, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, quien después de ganar las elecciones, el próximo primero de julio, tiene previsto poner en marcha un programa de emergencia para dar empleo a dos millones de personas en las primeras nueve semanas de su gobierno, y luego a cinco millones más. ¿Aplicando un modelo que inventó quién? ¿Hitler? ¿Mao? ¿Stalin? ¿Kadafi? ¿Sadam Hussein? No. El presidente Franklin D. Roosevelt, al inaugurar el New deal –o nuevo pacto social– en Estados Unidos.
El New deal, dice Wikipedia, es el programa que Roosevelt desarrolló entre 1933 y 1938 para luchar contra los efectos de la Gran Depresión de 1929, con el objetivo de sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar la economía estadunidense, herida por el desempleo y las quiebras en cadena
.
Por eso, esta columna ha leído atónita la declaración que el excelentísimo señor presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gerardo Gutiérrez Candiani, emitió de viva voz el pasado miércoles en Oaxaca: AMLO debe demostrar que no está contra la iniciativa privada
. ¿Cómo, cómo? ¿No será más bien la iniciativa privada, o más concretamente esa iniciativa privada es –la que forma el pequeño club de los dueños de todo– la que debe demostrar que no está en contra de más de 100 millones de mexicanos hartos de soportar sus abusos? ¿O qué pretendió decir realmente el vocero de esos señoritingos de nariz quirúrgicamente respingada? ¿Que el máximo dirigente opositor del país les jure de rodillas, como lo hizo Enrique Pelo Tieso en Querétaro, que está dispuesto a entregarles Pemex?