Salarios y simulación
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Los sueldos descomunales de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, comentados aquí el lunes 2, poseen ángulos de los que Utopía no se ocupó, pero la oportuna intervención de lectores agudos e informados plantea, por ejemplo, la interrelación con el sistema político, la ética y la República.
Eduardo Ibarra Aguirre
Los sueldos descomunales de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, comentados aquí el lunes 2, poseen ángulos de los que Utopía no se ocupó, pero la oportuna intervención de lectores agudos e informados plantea, por ejemplo, la interrelación con el sistema político, la ética y la República.
El sistema político, “esta llegando a su máximo. Es decir, al límite”, advierte Rafael Luviano Delgado y explica. “Una cosa es pertenecer a un poder aparentemente autónomo (como muchas cosas en este país que son apariencias) y determinar el feliz destino de sus integrantes, en bonancibles prestaciones económicas y otro es el recordatorio materno que les endilgan a todos los miserables de este país que subsisten con ese salario mínimo aunque sea multiplicado por tres”.
Ejemplifica con las afortunadamente fallidas pretensiones de incrementar en 40 por ciento el sueldo de los consejeros ciudadanos del Instituto de Fechorías Elegantes (Cábalas y Cábulas, Forum 186, III-09, p. 4) y los que perciben en el Poder Jumencial de Fecalización (Eduardo Macías Martínez dixit) y sentencia: “Por esas y muchas otras cosas los sistemas concluyen sus círculos y revientan. Es decir, se desploman y creo que en este ámbito de farsas y mentiras estamos en un tris de saltar en pedazos. Lástima de la falta de agallas, organización y de un cuerpo social despolitizado porque con mucho menos en otros países ya estaríamos la mayoría protestando en las calles…”
Para el periodista y poeta “otros pretenden hacernos creer en la austeridad de su ejercicio público, aunque también esto sea poco creíble, cuando mides sus acciones de gobierno, envueltas en la doble moral, todo con el fin de alcanzar el 2012”.
Rafael Luviano augura: Lo cierto es que mucho de lo que ocurre es parte de esta comedia de enredos y equivocaciones que empezará a enmendarse cuando todos, de manera colectiva, tomemos una medida extrema: derribar de su silla de sosiego a los cínicos, a los simuladores.”
Interrogantes que apuntan directo al centro del problema son las que aporta Ismael Orozco Guzmán sobre los 11 notables de la SCJN:
“¿De dónde salieron? ¿Qué madre los parió? ¿Acaso no una similar a la de todos los mexicanos? ¿Cuál es la diferencia sustantiva, de fondo, de naturaleza humana, que los distingue del resto? ¿No fueron acaso circunstancias del medio en el que se desarrollaron y de las oportunidades que les dio la nación, el pueblo, el Estado para prepararse en las universidades públicas y en el extranjero, generalmente mediante becas obtenidas gracias a los mismos mecanismos sociales surgidos de la propia sociedad, incluyendo influencias y recomendaciones de gente igualmente dotada tanto ella como ellos del mismo genoma humano? ¿Por qué entonces esta sinrazón de la locura insensible, deshumanizada de recibir esos cuantiosos caudales como sueldo, en un país que sufre, que se desgarra en medio de la pobreza, que expulsa de sus hogares a buenos y esforzados trabajadores mexicanos a trabajar en el extranjero en condiciones de humillación e incontables sufrimientos?”
Aclara el integrante del servicio exterior mexicano a los ministros: “Quiero que me den una razón que pueda entender, porque el que cumplan con una tarea, utilísima sí para la sociedad, no justifica desde ningún punto de vista el lucro desmedido que no va de acuerdo con una función republicana que exige sobriedad y decoro, no ambición insaciable”.
Una respuesta la facilita el colega yucateco Marcos Antonio Heredia Pérez, apoyándose en un hombre tan extraordinario como vituperado en su época. “En su obra El alma del hombre bajo el socialismo, de Oscar Wilde, el escritor irlandés llega al punto esencial, ontológico, podríamos decir de la cuestión humana cuando asegura la necesidad de abolir la propiedad privada con el fin de que el hombre sea a través de lo que es y no a través de lo que tiene. También supone que en el socialismo nadie perderá su vida en acumular cosas y los símbolos para las cosas. Se vivirá –dice--, pues vivir –agrega-- es la cosa menos frecuente en el mundo. La mayoría de la gente existe, eso es todo --escribe el genio nacido en Dublín a mediados del siglo XIX. Los ministros de la Suprema Corte de Justicia, los presidentes de la República y hasta los alcaldes, sin omitir a los legisladores --hablo de la mayoría-- se 'realizan' por lo que tienen en la dinámica capitalista. No puede ser de otra forma. Creen ser por lo que tienen y no por lo que supuestamente son. Eso explica, creo, la actitud de esas personas (y de buena parte de la humanidad)”.
Estos enfoques muestran la afortunada situación de este espacio enriquecido por los lectores, como el abogado guerrerense Porfirio Barrera Jiménez quien solicita “se desglosen en pesos devaluados (¡44 por ciento en un año!, agrego yo) cada una de las prestaciones que reciben estos señores”, los millonarios de la Suprema Corta, como la denomina Alán en el número 45 del suplemento de crítica humorística Colibrí, a punto de circular.
Alexandra Kollontai
¿Qué es el día de la mujer? ¿Es realmente necesario? ¿No es una concesión a las mujeres de clase burguesa, a las feministas y sufraguistas? ¿No es dañino para la unidad del movimiento obrero? Esas cuestiones todavía se oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La vida misma le ha dado una respuesta clara y elocuente a estas preguntas.
El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero.
El ejército organizado de mujeres trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las organizaciones obreras sólo tenías grupos dispersos de mujeres en las bases de los partidos obreros... Ahora los sindicatos ingleses tienen más de 292.000 mujeres sindicadas; en Alemania son alrededor de 200.000 sindicadas y 150.000 en el partido obrero, en Austria hay 47.000 en los sindicatos y 20.000 en el partido. En todas partes, en Italia, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, las mujeres de la clase obrera se están organizando a sí mismas.
El ejército de mujeres socialistas tiene casi un millón de miembros. ¡Una fuerza poderosa! Una fuerza con la que los poderes del mundo deben contar cuando se pone sobre la mesa el tema del coste de la vida, el seguro de maternidad, el trabajo infantil o la legislación para proteger a las trabajadoras.
Hubo un tiempo en el que los hombres trabajadores pensaron que deberían cargar ellos solos sobre sus hombros el peso de la lucha contra el capital, pensaron que ellos solos debían enfrentarse al «viejo mundo» sin el apoyo de sus compañeras. Sin embargo, como las mujeres de clase trabajadora entraron en las filas de aquellos que vendían su trabajo a cambio de un salario, forzadas a entrar en el mercado laboral por necesidad, porque su marido o padre estaba en el paro, los trabajadores empezaron a darse cuenta de que dejar atrás a las mujeres entre las filas de «no-conscientes» era dañar su causa y evitar que avanzara.
¿Qué nivel de conciencia posee una mujer que se sienta en el fogón, que no tiene derechos en la sociedad, en el estado o en la familia? ¡Ella no tiene ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o marido...
El retraso y falta de derechos sufridos por las mujeres, su dependencia e indiferencia no son beneficiosos para la clase trabajadora, y de hecho son un daño directo hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en esa lucha, como se la despertará?
La socialdemocracia extranjera no encontró la solución correcta inmediatamente. Las organizaciones obreras estaban abiertas a las mujeres, pero sólo unas pocas entraban. ¿Por qué? Porque la clase trabajadora al principio no se percató de que la mujer trabajadora es el miembro más degradado, tanto legal como socialmente, de la clase obrera, de que ella ha sido golpeada, intimidada, acosada a lo largo de los siglos, y de que para estimular su mente y su corazón se necesita una aproximación especial, palabras que ella, como mujer, entienda. Los trabajadores no se dieron cuenta inmediatamente de que en este mundo de falta de derechos y de explotación, la mujer está oprimida no sólo como trabajadora, si no también como madre, mujer. Sin embargo, cuando los miembros del partido socialista obrero entendieron esto, hicieron suya la lucha por la defensa de las trabajadoras como asalariadas, como madres, como mujeres.
Los socialistas en cada país comienzan a demandar una protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.
Cuanto más claramente el partido obrero percibía esta dicotomía mujer/trabajadora, más ansiosamente las mujeres se unían al partido, más apreciaban el rol del partido como su verdadero defensor y más decididamente sentían que la clase trabajadora también luchaba por sus necesidades.
Las mujeres trabajadoras, organizadas y conscientes, han hecho muchísimo para elucidar este objetivo. Ahora el peso del trabajo para atraer a las trabajadoras al movimiento socialista reside en las mismas trabajadoras. Los partidos en cada país tienen sus comités de mujeres, con sus secretariados y burós para la mujer. Estos comités de mujeres trabajan en la todavía gran población de mujeres no conscientes, levantando la conciencia de las trabajadoras a su alrededor.
También examinan las demandas y cuestiones que afectan más directamente a la mujer: protección y provisión para las madres embarazadas o con hijos, legislación del trabajo femenino, campaña contra la prostitución y el trabajo infantil, la demanda de derechos políticos para las mujeres, la campaña contra la subida del coste de la vida...
Así, como miembros del partido, las mujeres trabajadoras luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo tiempo delinean y ponen en cuestión aquellas necesidades y sus demandas que les afectan más directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya esas demandas y lucha por ellas... Estas necesidades de las mujeres trabajadoras son parte de la causa de los trabajadores como clase.
En el día de la mujer las mujeres organizadas se manifiestan contra su falta de derechos. Pero algunos dicen ¿por qué está separación de las luchas de las mujeres? ¿Por qué hay un día de la Mujer, panfletos especiales para trabajadoras, conferencias y mítines? ¿No es, en fin, una concesión a las feministas y sufraguistas burguesas? Sólo aquellos que no comprendan la diferencia radical entre el movimiento de mujeres socialistas y las sufraguistas burguesas pueden pensar de esa manera.
¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrón es hombre o mujer.
Las feministas burguesas demandan la igualdad de derechos siempre y en cualquier lugar. Las mujeres trabajadoras responden: demandamos derechos para todos los ciudadanos, hombres y mujeres, pero nosotras no sólo somos mujeres y trabajadoras, también somos madres. Y como madres, como mujeres que tendremos hijos en el futuro, demandamos un cuidado especial del gobierno, protección especial del estado y de la sociedad.
Las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo.
Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufraguistas burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia entre sus objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de una mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora... Así pues, los trabajadores no deberían temer que haya un día separado y señalado como el Día de la Mujer, ni que haya conferencias especiales y panfletos o prensa especial para las mujeres.
Cada distinción especial hacia las mujeres en el trabajo de una organización obrera es una forma de elevar la conciencia de las trabajadoras y acercarlas a las filas de aquellos que están luchando por un futuro mejor. El Día de la Mujer y el lento, meticuloso trabajo llevado para elevar la auto-conciencia de la mujer trabajadora están sirviendo a la causa, no de la división, sino de la unión de la clase trabajadora.
Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer.
Alexandra Kollontai fue una de las principales figuras del feminismo revolucionario. Formó parte del primer Gobierno bolchevique, con Lenin y Trotsky y escribió numerosos trabajos sobre la mujer, entre los que destacamos: Los fundamentos sociales de la cuestión femenina (1909), La sociedad y la maternidad (1921) y Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (1926)
¿Qué es el día de la mujer? ¿Es realmente necesario? ¿No es una concesión a las mujeres de clase burguesa, a las feministas y sufraguistas? ¿No es dañino para la unidad del movimiento obrero? Esas cuestiones todavía se oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La vida misma le ha dado una respuesta clara y elocuente a estas preguntas.
El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero.
El ejército organizado de mujeres trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las organizaciones obreras sólo tenías grupos dispersos de mujeres en las bases de los partidos obreros... Ahora los sindicatos ingleses tienen más de 292.000 mujeres sindicadas; en Alemania son alrededor de 200.000 sindicadas y 150.000 en el partido obrero, en Austria hay 47.000 en los sindicatos y 20.000 en el partido. En todas partes, en Italia, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, las mujeres de la clase obrera se están organizando a sí mismas.
El ejército de mujeres socialistas tiene casi un millón de miembros. ¡Una fuerza poderosa! Una fuerza con la que los poderes del mundo deben contar cuando se pone sobre la mesa el tema del coste de la vida, el seguro de maternidad, el trabajo infantil o la legislación para proteger a las trabajadoras.
Hubo un tiempo en el que los hombres trabajadores pensaron que deberían cargar ellos solos sobre sus hombros el peso de la lucha contra el capital, pensaron que ellos solos debían enfrentarse al «viejo mundo» sin el apoyo de sus compañeras. Sin embargo, como las mujeres de clase trabajadora entraron en las filas de aquellos que vendían su trabajo a cambio de un salario, forzadas a entrar en el mercado laboral por necesidad, porque su marido o padre estaba en el paro, los trabajadores empezaron a darse cuenta de que dejar atrás a las mujeres entre las filas de «no-conscientes» era dañar su causa y evitar que avanzara.
¿Qué nivel de conciencia posee una mujer que se sienta en el fogón, que no tiene derechos en la sociedad, en el estado o en la familia? ¡Ella no tiene ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o marido...
El retraso y falta de derechos sufridos por las mujeres, su dependencia e indiferencia no son beneficiosos para la clase trabajadora, y de hecho son un daño directo hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en esa lucha, como se la despertará?
La socialdemocracia extranjera no encontró la solución correcta inmediatamente. Las organizaciones obreras estaban abiertas a las mujeres, pero sólo unas pocas entraban. ¿Por qué? Porque la clase trabajadora al principio no se percató de que la mujer trabajadora es el miembro más degradado, tanto legal como socialmente, de la clase obrera, de que ella ha sido golpeada, intimidada, acosada a lo largo de los siglos, y de que para estimular su mente y su corazón se necesita una aproximación especial, palabras que ella, como mujer, entienda. Los trabajadores no se dieron cuenta inmediatamente de que en este mundo de falta de derechos y de explotación, la mujer está oprimida no sólo como trabajadora, si no también como madre, mujer. Sin embargo, cuando los miembros del partido socialista obrero entendieron esto, hicieron suya la lucha por la defensa de las trabajadoras como asalariadas, como madres, como mujeres.
Los socialistas en cada país comienzan a demandar una protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.
Cuanto más claramente el partido obrero percibía esta dicotomía mujer/trabajadora, más ansiosamente las mujeres se unían al partido, más apreciaban el rol del partido como su verdadero defensor y más decididamente sentían que la clase trabajadora también luchaba por sus necesidades.
Las mujeres trabajadoras, organizadas y conscientes, han hecho muchísimo para elucidar este objetivo. Ahora el peso del trabajo para atraer a las trabajadoras al movimiento socialista reside en las mismas trabajadoras. Los partidos en cada país tienen sus comités de mujeres, con sus secretariados y burós para la mujer. Estos comités de mujeres trabajan en la todavía gran población de mujeres no conscientes, levantando la conciencia de las trabajadoras a su alrededor.
También examinan las demandas y cuestiones que afectan más directamente a la mujer: protección y provisión para las madres embarazadas o con hijos, legislación del trabajo femenino, campaña contra la prostitución y el trabajo infantil, la demanda de derechos políticos para las mujeres, la campaña contra la subida del coste de la vida...
Así, como miembros del partido, las mujeres trabajadoras luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo tiempo delinean y ponen en cuestión aquellas necesidades y sus demandas que les afectan más directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya esas demandas y lucha por ellas... Estas necesidades de las mujeres trabajadoras son parte de la causa de los trabajadores como clase.
En el día de la mujer las mujeres organizadas se manifiestan contra su falta de derechos. Pero algunos dicen ¿por qué está separación de las luchas de las mujeres? ¿Por qué hay un día de la Mujer, panfletos especiales para trabajadoras, conferencias y mítines? ¿No es, en fin, una concesión a las feministas y sufraguistas burguesas? Sólo aquellos que no comprendan la diferencia radical entre el movimiento de mujeres socialistas y las sufraguistas burguesas pueden pensar de esa manera.
¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrón es hombre o mujer.
Las feministas burguesas demandan la igualdad de derechos siempre y en cualquier lugar. Las mujeres trabajadoras responden: demandamos derechos para todos los ciudadanos, hombres y mujeres, pero nosotras no sólo somos mujeres y trabajadoras, también somos madres. Y como madres, como mujeres que tendremos hijos en el futuro, demandamos un cuidado especial del gobierno, protección especial del estado y de la sociedad.
Las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo.
Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufraguistas burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia entre sus objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de una mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora... Así pues, los trabajadores no deberían temer que haya un día separado y señalado como el Día de la Mujer, ni que haya conferencias especiales y panfletos o prensa especial para las mujeres.
Cada distinción especial hacia las mujeres en el trabajo de una organización obrera es una forma de elevar la conciencia de las trabajadoras y acercarlas a las filas de aquellos que están luchando por un futuro mejor. El Día de la Mujer y el lento, meticuloso trabajo llevado para elevar la auto-conciencia de la mujer trabajadora están sirviendo a la causa, no de la división, sino de la unión de la clase trabajadora.
Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer.
Alexandra Kollontai fue una de las principales figuras del feminismo revolucionario. Formó parte del primer Gobierno bolchevique, con Lenin y Trotsky y escribió numerosos trabajos sobre la mujer, entre los que destacamos: Los fundamentos sociales de la cuestión femenina (1909), La sociedad y la maternidad (1921) y Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (1926)
¿dónde quedó?
Teodoro Rentería Arróyave (especial para ARGENPRESS.info)
Sabemos de antemano que ante los escándalos provocados por funcionarios que se auto designan sueldos insultante por estratosféricos, totalmente desproporcionados a la situación de pobreza de la mayoría de la población del país, no pasará nada.También sabemos que en nada les impactará el que se traten estos temas en editoriales, artículos y columnas periodísticas; el cinismo es la respuesta, de ninguna manera renunciarán a estas abusivas y absurdas canonjías que les otorga la ley.
Respetado radioescucha y lector: leyó o oyó bien, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, SCJN, los magistrados de la Judicatura y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los consejeros ciudadanos tanto de los institutos Federal Electoral, IFE, y el Federal de –supuesto-, Acceso a la Información Publica, IFAI, así como los más de 2 mil 400 presidentes municipales se pueden otorgar el sueldo que se les de la gana, los cuales que llega a cifras impresionantes como el de los togados de la “Tremenda Corte” que alcanzan 72 millones de pesos anuales, más de 6 millones de pesos anuales por piocha, perdón por birrete.
Menos mal que los señores consejeros del Instituto Federal Electoral respondieron a la crítica generalizada y recularon en su intento de aumentarse desmesuradamente su salario; querían los ilustres miembros del IFE homologar su sueldo a los integrantes de “La Suprema”, algo más de 350 mil pesos, aparte de otras prestaciones a las que también “tienen derecho”.La repulsa fue tan generalizada que, en este sólo caso, los consejeros electorales tuvieron que salir a anunciar que no aceptaran el incremento salarial que “no ellos” sino la Junta Ejecutiva del propio IFE les había autorizado.
En cambio, los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, aparte de que son los mejor pagados, sí se subieron su sueldo en un 5 por ciento, ahora ganan trescientos cuarenta y siete mil pesos mensuales que sumados a las demás prestaciones alcanzan los más de 6 millones de pesos anuales, más del triple de lo que percibe nominalmente el Presidente de la República.Según el Poder Judicial de la Federación los ministros de la Corte, los magistrados del Tribunal Electoral y los consejeros de la Judicatura no percibirán ningún aumento en sus sueldos, sin embargo, al comparar los datos oficiales de 2008 y 2009 sobre salarios en el Poder Judicial, hay un incremento, precisamente el del 5 por ciento.
Ahora resulta que todo se debe a una confusión, pues el aumento general del 5 por ciento se registro en 2008, la cual jamás se reportó y mucho menos se hizo público, lo cual es aun más condenable ya que se incumplió con la ley de transparencia, que inclusive a los togados, los obliga a difundir todas sus percepciones.
En conclusión: ¿Dónde quedó aquella iniciativa de ley que no permitía que ningún funcionario ganara más que el Jefe del ejecutivo? Seguramente en la congeladora, porque de ser aprobada, seguro, que los togados de la “Tremenda Corte” o “La Suprema”, como se le conoce y a SCJN, la considerarían anticonstitucional. ¡Faltaba más!.
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