sábado, 4 de octubre de 2008

■ Leonardo Gómez Emilsson, de los más destacados en matemáticas

Estoy convencido del fraude, dice el joven que gritó espurio a Calderón


“Hubo fraude en 2006”

“Hubo fraude en 2006”

Andrés Gómez Emilsson, quien increpó al presidente Felipe Calderón tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud por ser uno de los alumnos más destacados en matemáticas, afirma estar convencido, con base en análisis estadísticos, de que se hizo trampa en los comicios de hace dos años. Sobre estas líneas se aprecia a un elemento del EMP que toma del brazo al estudiante Fotos María Luisa Severiano


■ Repliqué que no hay libertad porque no soporté el cinismo: Marco Jiménez

Claudia Herrera Beltrán

Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón se retira de Palacio Nacional luego de reconocer a jóvenes galardonados con el Premio Nacional de la Juventud. Atrás, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota El presidente Felipe Calderón se retira de Palacio Nacional luego de reconocer a jóvenes galardonados con el Premio Nacional de la Juventud. Atrás, la titular de la Secretaría de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota Foto: María Luisa Severiano

Andrés Leonardo Gómez Emil- sson, el joven que gritó “¡espurio!” al presidente Felipe Calderón tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud por ser uno de los alumnos más destacados del país en el área de matemáticas, dice estar convencido, por estudios estadísticos, de que hubo fraude en las elecciones de 2006.

Ha ganado medallas de plata en las Olimpiadas Nacionales de Matemáticas y de bronce en las de Matemáticas de la Cuenca del Pacífico 2007; obtuvo el primer lugar en el concurso Leamos la ciencia para todos, del Fondo de Cultura Económica, y una presea internacional de bronce en la primera Olimpiada Juvenil de Ciencia, en Indonesia.

Ingresó a bachillerato con uno de los puntajes más altos

Además, obtuvo 120 aciertos –uno de los puntajes más altos– en el examen de ingreso al bachillerato, y tras estudiar un año en el Colegio de Ciencias y Humanidades, plantel Sur, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue seleccionado por la Asociación Mexicana pro Colegios del Mundo Unido, para ir a Noruega, donde actualmente cursa el segundo grado de bachillerato.

En entrevista, explica las razones de su inconformidad: “desde hace mucho tiempo decidí que Calderón no es mi presidente. He visto análisis estadísticos de las elecciones y es obvio que es un fraude. En fin, hay asimetrías estadísticas que son imposibles de explicar a menos que haya un fraude”.

Contó que al inicio de la ceremonia declinó saludar al michoacano. “Le dije: no te puedo dar la mano, y él me dijo: ‘ah bueno. Está bien, muchacho’, o algo así, y me tocó (la espalda)”.

Después, cuando recibió el premio de manos del Ejecutivo federal –que consiste en diploma firmado por el Presidente, una medalla, roseta de oro y 130 mil pesos–, recordó que no se dieron la mano.

Y decidió manifestar su inconformidad cuando Calderón hizo un reconocimiento a Eufrosina Cruz, quien dijo que da voz a las mujeres de Oaxaca para que puedan votar. “¿Por qué él no le dio voz a los mexicanos al convertirse en presidente; eso me estaba matando por dentro; no lo podía dejar pasar”, relató el muchacho de traje y peinado con cola de caballo, quien no imaginó lo que pasaría después, porque pensó que tenía “fuero” por ser uno de los premiados.

Gómez Emilsson pertenece además a una familia de académicos de larga trayectoria en la UNAM. Su abuelo, el geólogo Ingvar Emilsson, es coordinador de Plataformas Oceanográficas de la Coordinación de la Investigación Científica, y su padre, Luis Gómez Sánchez, economista y doctor en historia y sociología por la Universidad de París, fue candidato a la dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la máxima casa de estudios, donde imparte asignaturas de sociología, además, en 2000 fue delegado en Tlalpan.

En tanto, Marco Virgilio Jiménez Santiago, quien formaba parte del público que asistió a la entrega de los premios y exclamó: “¡no hay libertad en este país!”, tiene 24 años, es “tesista” de la carrera de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM e integrante del Encuentro Estudiantil Multidisciplinario Metropolitano, que presentó un proyecto de cultura democrática al Instituto Mexicano de la Juventud.

Asegura que la protesta contra Calderón fue porque “no soportaba el cinismo de los discursos y repliqué que no hay libertad”.

VIDEO LINK
www.youtube.com/watch?v=dqUmFtXwxnU

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Increpa joven a Calderón en Palacio Nacional
Andrés Gómez le grita ´espurio´ al presidente durante el mensaje que daba a los ganadores del Premio Nacional de Juventud
¡ESPURIO!

■ La libertad de expresión es un derecho internacional, señala Edgar Cortez

Grave, que el gobierno trate como criminales a personas críticas: ONG

Emir Olivares

La detención de dos jóvenes que se manifestaron en contra de Felipe Calderón durante un acto oficial se inscribe en la práctica de la criminalización de la protesta social que ha emprendido el actual gobierno, además de que vulnera la libertad de expresión de los estudiantes, derecho internacional que México está obligado a cumplir, consideraron defensores de derechos humanos.

“Es una actitud grave” de la administración federal, lo que “demuestra signos de incapacidad para reconocer que en el país existen puntos de vista diferentes al oficial”, consideró Edgar Cortez, secretario ejecutivo de la Red Todos los Derechos para Todos.

Señaló que la detención de Andrés Leonardo Gómez, de 18 años, quien fue destacado estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (plantel sur) de la Universidad Nacional Autónoma de México, y de Marco Virgilio Jiménez Santiago, de 24 años, tesista de la carrera de Historia en la Facultad de Filosofía de la máxima casa de estudios, denota una “actitud grave, pues se da trato de delincuentes a personas críticas y con posiciones distintas a la oficial. Es una acción que se inscribe en la garantía del derecho a la libertad de expresión y de manifestación”.

El activista refirió que no existe delito qué fincar a los dos universitarios, por lo que no había razón para detenerlos, y menos aún para presentarlos ante el Ministerio Público local. “Fue una acción de intimidación para los disidentes a la postura oficial. El derecho de libertad de expresión no se sujeta a actos oficiales ni a la investidura presidencial”.

En tanto, Brisa Maya, directora del Centro Nacional de Comunicación Social, señaló que la detención de ambos jóvenes fue una acción que atentó contra la libertad de expresión de los universitarios y demostró que el gobierno de Calderón “no responde a un estado de derecho democrático” al tratar de sancionar a quienes tienen un punto de vista contrario.

Remarcó que la actitud de los jóvenes “es reflejo del enojo de un sector de la población ante la decisión electoral de 2006 (que dio un cuestionado triunfo a Calderón). Es una herida que no ha sanado y el gobierno federal no acaba de entender que esto no es fácil de olvidar”.

Alejandro Juárez, de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, consideró que fue un “acto de censura debido a que se remitió ante una autoridad a los jóvenes como si en verdad hubieran cometido un delito. Éstos sólo expresaron una opinión política que no constituye ningún delito ni infracción ante los ordenamientos legales”. Sin embargo, señaló que no podría considerarse como criminalización de la protesta.

■ “¡Espurio; no hay libertad!”, le gritaron durante la entrega del Premio Nacional de la Juventud

Increpan estudiantes a Calderón en Palacio; el EMP los lleva ante el juez

■ Leonardo Gómez Emilsson y Marco Jiménez Santiago fueron incomunicados por elementos del Estado Mayor durante casi una hora

■ Salieron libres porque “Los Pinos no levantó cargos”

Claudia Herrera Beltrán

Ampliar la imagen Marco Jiménez Santiago y Leonardo Gómez Emilsson, momentos después de ser liberados por el juez 33. El joven de la derecha fue el primero en recibir el galardón de manos del mandatario por su "excelencia académica" y quien con el puño en alto le gritó "espurio" Marco Jiménez Santiago y Leonardo Gómez Emilsson, momentos después de ser liberados por el juez 33. El joven de la derecha fue el primero en recibir el galardón de manos del mandatario por su “excelencia académica” y quien con el puño en alto le gritó “espurio” Foto: Notimex

Cuando el presidente Felipe Calderón elogiaba a la indígena Eufrosina Cruz porque alzó la voz en su comunidad y defendió el derecho de las mujeres al voto, Andrés Leonardo Gómez Emilsson, estudiante de 18 años que había recibido de manos del mandatario el Premio Nacional de la Juventud, se puso de pie en el podio, alzó los brazos y grito: “¡espurio!”.

El Ejecutivo siguió con su discurso mientras dos elementos del Estado Mayor Presidencial se colocaban detrás del joven; uno de ellos lo tomó del brazo y le ordenó: “¡cálmate!” .

Apenas habían transcurrido unos segundos cuando Marco Jiménez Santiago, quien se encontraba entre el auditorio, exclamó: “¡no hay libertad en este país, no hay libertad!”, por lo que otros dos elementos del EMP se acercaron a él, lo tomaron del brazo y se lo llevaron, mientras Calderón advertía que a diferencia de 1968, “uno de los momentos más tristes” de la historia, ahora hay libertad y “se pueden dar espectáculos como éste.

“Hoy México, como se acaba de ver nuevamente, tiene espacios de libertad y tolerancia que entonces hubieran sido inimaginables. Tiene instituciones democrática sólidas, fundamentadas en la libertad y en la pluralidad de las ideas”, expresaba un día después de cumplirse el 40 aniversario de la matanza de Tlatelolco.

Concluida la ceremonia, 15 de los 16 premiados se tomaron la foto oficial con el Presidente. Sólo faltó Gómez Emilsson, quien obtuvo el reconocimiento de mérito académico e incluso fue el primero en recibirlo, porque en ese momento fue tomado del brazo por uno de los militares, quien le dijo: “tú te vienes conmigo”, y cuando el muchacho preguntó adónde lo llevaban, la respuesta fue: “aquí a la esquinita”.

Y fue conducido a una oficina de Palacio Nacional, donde él y el otro manifestante permanecieron incomunicados, fueron interrogados y fotografiados hasta que, finalmente, en una patrulla ambos fueron remitidos al juzgado cívico número 33, de donde salieron porque la Presidencia de la República no levantó cargos en su contra.

Pero durante casi dos horas se dio una historia de confusiones en los patios de Palacio Nacional.

El padre del galardonado, Luis Gómez, académico de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, iba de un lado a otro sin que nadie le informara el paradero de su hijo. “Aquí me voy a quedar; el Presidente está hablando de la libertad de expresión y simplemente porque mi hijo dijo que no está de acuerdo lo sacaron del acto. Me parece lamentable”, decía mientras elementos del EMP le impedían el paso y empujaban a la prensa para que no cruzara el patio central.

A esa hora, Calderón ya se había ido, lo mismo que la secretaria de Educación Pública, Josefina Vázquez Mota, quien salió apresurada para asistir al Parlamento Infantil.

La única funcionaria presente era la directora del Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ), Priscila Vera, quien ante las preguntas de los reporteros sólo respondía con el silencio. “Me permiten pasar”, repetía mientras buscaba escabullirse entre los reporteros, e incluso intentó alejarse del padre del alumno premiado, pero éste le dijo: “no se vaya a desaparecer, por favor... es la única que está aquí”.

Mientras tanto, en una oficina de Palacio Nacional, los elementos del EMP hacían su interrogatorio.

“Cuando me detuvieron me torcieron el brazo, me hicieron la llave y me dejaron incomunicado aproximadamente una hora y media”, refirió después Marco Jiménez.

Luego –explicó– lo llevaron al rincón de un cuarto, lo sentaron en una silla y le pidieron una credencial. “Me dijeron: ‘cómo chingados llegaste aquí. ¿Fuiste invitado?’ Yo les dije que registramos un proyecto (en el IMJ) y que nos dejaron entrar; luego pidieron la lista y se hizo un caos”, contó el joven egresado de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Continuó su relato: “y les dije que quiénes eran, que si eran guardias presidenciales, y me dijeron ‘te vale madres’. Estaba muy nervioso y le pregunté a uno de los jefes que adónde me iban a llevar. Me dijeron: ‘te vale madres, te vamos a sacar de aquí y ahorita le hablamos a la PFP’; entonces metieron a tres guardias que no iban armados. Les preguntaba qué me iban a hacer, a dónde me llevaban, por qué me tenían detenido y ellos me contestaron: pregúntale a tu pinche conciencia”.

Siguieron las preguntas hasta que entró el otro joven. “Hicieron que me sentara y me preguntaron agresivamente dónde y por qué estoy estudiando. Yo les decía que ya tenían esa información, porque recibí el premio. Y luego me tomaron fotografías”, contaría también Gómez Emilsson.

Después de 40 minutos de no tener información sobre su hijo, Gómez finalmente entró junto con la titular del IMJ a una oficina contigua a la Puerta Mariana, y ya no fue visto salir por la prensa.

Al filo de la una de la tarde, es decir, hora y media después de que empezó todo, un funcionario de la Presidencia de la República explicó que se encontraban en “la agencia número 33 del Ministerio Público” y que en breve se emitiría un comunicado.

Desconcertados, los abuelos del joven, Ingvar Emilsson, también académico de la UNAM, y Oliva Sánchez, abordaron un taxi y fueron en busca de sus familiares.

Los encontraron en el juzgado cívico número 33, en la estación del Metro Pino Suárez, pero nadie sabía aún qué pasaría con ellos. Para entonces, Los Pinos ya había informado que no formularía cargos contra ellos.

En cuestión de minutos, los agentes del juzgado cívico les informaron que ya podían retirarse. “Hubo un desistimiento, lo cual me parece lógico, después de que los tuvieron detenidos ilegalmente”, expresó Luis Gómez.

Un comandante de nombre Raúl Olvera todavía explicó que habían violentado la Ley de Cultura Cívica. “Pero el señor Presidente giró instrucciones para que no se les sancionara, ya que el muchacho lo único que hizo fue decir su sentir”.

La detención de jóvenes, muestra temor del Ejecutivo

Roberto Garduño

La detención de los dos jóvenes que increparon a Felipe Calderón Hinojosa en Palacio Nacional representa “el rechazo y la animadversión que el Presidente de la República provoca aún en amplios sectores de la sociedad; y es muestra del grado de intolerancia y temor del Ejecutivo federal hacia sus opositores”, señalaron diputados de PRD y PT.

Humberto Zazueta y Silvano Garay coincidieron en que el suceso del día de ayer, durante la ceremonia de entrega del Premio Nacional de la Juventud, se “repetirá y seguirá a Felipe Calderón durante el resto de su mandato”.

Para Zazueta, la actitud de los integrantes del Estado Mayor Presidencial, “que además reciben su instrucción y su haber con recursos públicos, es decir, aportados por la misma sociedad, es relevante porque criminaliza la oposición y la discrepancia; manifiesta, además, el temor que al sistema le provoca el malestar de los ciudadanos.

“A pesar de no habérseles sometido a un proceso legal, por la buena voluntad de la Presidencia de la República, los jóvenes inconformes ya fueron tachados como rebeldes por la mayoría de los medios de comunicación que los tomarán como carne de cañón para defender a quien es indefendible, me refiero a Felipe Calderón”.

El legislador perredista señaló que si “el Presidente hubiese tenido visión de Estado, es decir, de conocer lo más intrínseco del poder, hubiese impedido que los agentes que le vigilan las espaldas se lo hubiesen llevado, en lo que constituye un hecho vergonzoso para quien ocupa Los Pinos”.

Con preocupación, Silvano Garay, del Partido del Trabajo, recordó que en los hechos y en el discurso se manifiesta “el endurecimiento del régimen panista. Al rechazo y la animadversión que concita, en una gran porción de la sociedad, Felipe Calderón ha respondido con una campaña mediática para inculcar el temor y el miedo, acompañada de mensajes subliminales para que se aliente la intolerancia contra aquellos que no comparten en nada la visión de la vida que defiende el encargado en turno de Los Pinos”.

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Editorial

Protestas de jóvenes, división del país

Ayer, en el contexto de la entrega del Premio Nacional de la Juventud 2008, los jóvenes Andrés Leonardo Gómez Emilsson y Marco Virgilio Santiago Jiménez, de 18 y 24 años, respectivamente, fueron retenidos durante casi dos horas por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP). El primero, ganador del referido galardón, llamó “espurio” al titular del Ejecutivo federal, Felipe Calderón Hinojosa, mientras éste daba un discurso; poco después, el otro exclamó: “no hay libertad en este país”. Ambos estudiantes permanecieron incomunicados en oficinas de Palacio Nacional, sin que las autoridades dieran información respecto de su estado. Más tarde, por medio de un comunicado, la Presidencia de la República informó que los jóvenes habían sido trasladados al juzgado cívico 33 “por la probable realización de conductas que son sancionadas penal o administrativamente por la legislación vigente”, y declaró que no levantaría cargos contra ninguno.

Ciertamente, no es la primera ocasión en que algún joven estudiante confronta a los estamentos del poder político nacional: entre los antecedentes de este episodio puede mencionarse el reclamo lanzado por Lucía Morett Álvarez –la mexicana herida durante la incursión del ejército colombiano en Ecuador de marzo pasado– al ex presidente Ernesto Zedillo, durante un acto en Texcoco, por las políticas de contrainsurgencia emprendidas durante su administración; deben recordarse también la protesta protagonizada por un estudiante de la Universidad Autónoma Metropolitana, en 2002, quien rompió un reconocimiento en presencia de Marta Sahagún, por el “oportunismo” de la fundación Vamos México; así como la de Carla Solares Romero, estudiante del Tecnológico de Monterrey que en 2005 increpó al presidente Vicente Fox con una cartulina en la que se leía: “se consumó el desafuero, no permitiremos que se consuma la democracia”, en alusión al proceso que enfrentó el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador.

En el caso que se comenta, por añadidura, ha quedado en evidencia una reacción por lo menos excesiva e inadecuada del mando castrense a una protesta a todas luces inofensiva de dos jóvenes estudiantes. Al respecto, no puede pasarse por alto el contexto en que estos reclamos tienen lugar: una fractura política que recorre a la sociedad mexicana y que se originó, cabe recordarlo, a finales del foxismo, cuando la camarilla político-empresarial del país se empeñó en impedir por todos los medios –legales e ilegales– el triunfo de un proyecto alternativo de nación; fue agravada con el desaseo del proceso electoral del año antepasado y con la negativa sistemática del grupo que hoy detenta el poder por llevar a cabo un recuento total de los sufragios, lo que derivó en una presidencia impugnada y deficitaria en legitimidad, y se ha profundizado en los últimos meses a raíz de los intentos del actual gobierno por trasladar los sectores más redituables de Petróleos Mexicanos a manos de empresas privadas nacionales y –sobre todo– extranjeras. En ese sentido, el descontento manifestado ayer por ambos jóvenes es reflejo del sentir de un amplio sector de la sociedad ante la percepción de una democracia endeble y ante los estragos de un proyecto político-económico de corte antipopular, que ha generado profundas desigualdades sociales; obstaculiza el mejoramiento en calidad educativa; reduce dramáticamente las perspectivas de empleo y desarrollo profesional y cancela, por tanto, las perspectivas de movilidad social, y en función del cual se pretende, para colmo de males, privar al país de su riqueza más importante: la industria petrolera nacional.

Dado el clima político presente, no pueden descartarse nuevas protestas de este tipo. Es necesario, por tanto, que el actual gobierno atienda tales reclamos de manera adecuada y oportuna, por más incómodos que estos episodios le resulten, y por más que ello implique reconocer la magnitud de una fractura de carácter nacional que, hasta ahora, se ha empeñado en minimizar.

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Se estrena en EU Fraude: México 2006

Afp

Los Ángeles, 3 de octubre. El cineasta Luis Mandoki regresó a Hollywood para promocionar su documental Fraude: México 2006, crítica del recuento de las elecciones de hace dos años en México, que se proyectará en Estados Unidos a partir del 10 de octubre. Mandoki trabajó en Hollywood 17 años, donde dirigió a estrellas, como Liv Ullmann, Melanie Griffith, Paul Newman y Kevin Costner, entre otras.

“Pero en 2006 me tocó vivir de cerca el proceso electoral, repleto de fantasmas de la época del PRI, pero esta vez con gente del PAN,” indicó Mandoki.

A raíz del polémico recuento de 2006, del cual se dio a conocer como ganador el actual presidente, Felipe Calderón, Mandoki dejó atrás el cine romántico para narrar lo que consideró un fraude.

“Habían pasado tres días de la votación y existía un clima muy tenso en las calles, entonces se me ocurrió hacer una convocatoria a la gente, para que filmara el proceso” desde su perspectiva, contó.

“Recibimos más de 3 mil horas de material. Luego teníamos que entrevistar a los protagonistas de esta historia, y el único que aceptó fue Andrés Manuel López Obrador”, el candidato del PRD, quien fue declarado perdedor por estrecho margen.

Sin palabras

“Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Salinas y Manuel Espino se negaron a dar declaraciones”, recordó.

Esta negativa hizo tambalear el proyecto, “porque se inclinaría sólo hacia un lado”, admitió Mandoki. Finalmente, utilizó declaraciones oficiales de los políticos en el poder y decidieron hacer esta crónica sobre el proceso que dejó heridas abiertas, y que ahora promocionan en Estados Unidos Mandoki junto a López Obrador.

El filme tuvo un presupuesto de millón y medio de dólares, y fue casi tan taquillero como Fahrenheit 9/11, de Michael Moore.

La proyección del documental en Estados Unidos será seguida por el lanzamiento en devedé, y se suma a una serie de documentales y programas de televisión que se enfocan en elecciones polémicas y procesos dudosos, a menos de un mes de las elecciones para el sucesor de George W. Bush en la Casa Blanca.

Abre festival de cine de Morelia con Che, de Steven Soderbergh

Ernesto Martínez Elorriaga, corresponsal

Morelia, Mich., 3 de octubre. Este sábado se inaugurará el sexto Festival Internacional de Cine de Morelia, con la cinta Che, el argentino, de Steven Soderbergh, así como más de 40 estrenos de otros países; 25 documentales; 45 cortometrajes, y seis largometrajes mexicanos en competencia, informó el vicepresidente del encuentro, Cuauhtémoc Cárdenas Batel. Agregó que los recursos que se obtengan por taquilla se donarán al fondo de ayuda a las víctimas de los atentados del pasado 15 de septiembre. Cárdenas Batel comentó que es importante que la gente asista a las salas como gesto de solidaridad. “Hay tristeza, pero se tiene que dar el mensaje de que la vida sigue. No podemos ceder el espacio para que estos grupos controlen nuestras vidas.” Acompañado por el gobernador del estado, Leonel Godoy, y por el presidente municipal, Fausto Vallejo, Cárdenas afirmó que no ha habido cancelación de invitaciones, sino al contrario, hay gente que ha pedido acudir como muestra de solidaridad. Indicó que durante el festival se tomarán las medidas que recomienden las autoridades para garantizar la calma, pero nada que implique una seguridad excesiva que afecte el festival. Afirmó que el encuentro moreliano se ha ido colocando en el circuito de festivales internacionales, además de ser escaparate para que el cine mexicano se tome en cuenta en otros países. Dentro del festival se proyectarán películas de la Semana Internacional de la Crítica del Festival de Cine de Cannes 2008. Asimismo, se exhibirá el Foro de las Naciones, dedicado a películas realizadas por indígenas de diferentes partes del mundo, además de un homenaje a Julio Alemán.

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■ El Estado perdió el control y cometió la locura de la matanza

Los estudiantes del 68 abrieron un boquete al muro del poder

■ El 2 de octubre, ser viviente que en 40 años ha significado muchas cosas

Hermann Bellinghausen

Ampliar la imagen Marcha, a 40 años del 2 de octubre Marcha, a 40 años del 2 de octubre Foto: Carlos Ramos Mamahua

Conmemorando unos hechos que el poder pretendió borrar con ahínco y pésimos resultados, lo que se celebra cada 2 de octubre no es sólo una fecha inolvidable. Es un ser viviente, que durante 40 años ha significado muchas cosas. Y aún ahora, tan “oficial” que hasta el Senado guardó un minuto de silencio, se celebraron marchas de protesta en todo el país.

Fue la hazaña de unos jóvenes que desafiaron al poder en un momento en que éste era presa de la paranoia. Díaz Ordaz y Echeverría siempre se dijeron convencidos de que se trató de una “conspiración contra México” (o sea contra ellos). Que actuaron con patriotismo. Si los orígenes del movimiento parecieron banales, es lo de menos. Los estudiantes vieron que le habían abierto un boquete al todopoderoso muro del poder priísta, se plantaron delante y supieron estar a la altura de las circunstancias.

La matanza de Tlatelolco fue un despropósito, una locura, una tontería histórica. No que no tuviera el gobierno un récord represivo, exitosamente acallado hasta 1968: maestros, ferrocarrileros, jaramillistas, médicos. Pero perdió el control. Fue la primera vez que el Estado mexicano creyó a los gringos sobre “qué ocurría” en nuestro país y lo peligrosa que era la “conjura comunista”.

Después, asustado de su crimen, el gobierno procedió a limpiar su cochinero, lavar la plaza, desaparecer los muertos, acallar a la prensa y los ya influyentes medios electrónicos. ¿Y qué ganó? Por un tiempo sólo hubo resentimiento, o poemas de Octavio Paz y José Emilio Pacheco muy leídos por quienes leían. Y los testimonio históricos (ellos mismos históricos) recogidos por Elena Poniatowska, Carlos Monsiváis, Luis González de Alba, Leobardo López. Ese pequeño corpus bastó para dar dignidad y legitimidad al movimiento, que nunca dejó de estar en la memoria.

Pasaron el shock del “castigo”, la cantidad de muertos, los dirigentes presos, y pasó también la gran aspirina de los Juegos Olímpicos, que sólo pospuso el resfriado. El 2 de octubre se convirtió en “la” fecha para exigir libertad para los presos (los suyos salieron en 1971, se supone que derrotados, y exilados como si siguieramos en el siglo XIX), y luego para todas las reclamaciones que se siguieron acumulando.

En el origen, una generación de jóvenes estupendos, como los reconoció Poniatowska con admiración. Politécnicos y universitarios bien enterados, inteligentes, valerosos, honestos. Los años siguieron pasando. Se sucedieron tantas luchas: electricistas, mineros, universitarios, damnificados. Y siempre el 2 de octubre estaba ahí, no sólo para recordar sino para acoger las resistencias del momento.

Tras 40 años, la efeméride ha tenido un futuro extraordinario. Notablemente, ningún medio de comunicación se quedó sin registrar y reconstruir en 2008 lo que décadas atrás se calló vergonzozamente. El país ha cambiado de muchas maneras. Cuántos silencios fueron rotos: pueblos indígenas, mujeres, minorías sexuales, los habitantes de la ciudad de México, las madres de los desaparecidos en los años 70 (y los de ahora), las huelgas y movilizaciones del entero periodo. El 2 de octubre ha sido recipiente y magnavoz hasta para la actual defensa del petróleo y la protesta por represiones y crímenes políticos en toda la República.

Hoy que en decenas de ciudades marchan los hijos y nietos de aquella generación, es la única manifestación inevitable en el calendario de las resistencias, de los años 70, 80 y 90 a lo que va del desatroso siglo XXI. Los jóvenes de entonces son sesentones. Muchos ahí permanecen. Algunos ya valieron, o fueron y vinieron. Los mejores fundaron partidos, sindicatos, organizaciones campesinas, se unieron a movimientos como el cardenista de 1988, 20 años después. O se volvieron maestros.

Unos cuántos llegaron al poder con Carlos Salinas de Gortari, pero no pudieron negar la historia y la introdujeron en los textos escolares hacia 1993, con el consecuente disgusto de las fuerzas armadas. En esa querella estaban cuando les explotó el primero de enero de 1994. Otro parteaguas.

Sigue siendo termómetro, recipiente, espejo en la conciencia de lucha de los mexicanos. Una fecha útil, viva. Además, no se ha hecho justicia. Los responsables van muriendo, impunes. Su desprestigio no basta. Por eso el 2 de octubre no se olvida.

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