Lecciones de Che Guevara
Noel Manzanares Blanco
Los festejos por el aniversario 80 del natalicio de Ernesto Guevara de la Serna (Rosario, Argentina, 14/6/1928) devienen oportunidad para acudir a sus enseñanzas. En correspondencia, vale la pena que quienes nos empeñamos en construir una sociedad divorciada del Capitalismo, en cualquier latitud, repasemos su vida y obra.
Por este camino, un buen referente es su pequeño-magistral escrito titulado El cuadro, columna vertebral de la revolución, el cual fue publicado en la Revista Cuba Socialista, en septiembre 1962, y actualmente además se encuentra en www.inep.org. Allí, el Comandante Che Guevara se pregunta: “¿qué es un cuadro?”, es decir un dirigente revolucionario, sea político o administrativo, y responde:
“Debemos decir que, un cuadro es un individuo que ha alcanzado el suficiente desarrollo político como para poder interpretar las grandes directivas emanadas del poder central, hacerlas suyas y transmitirlas como orientación a la masa, percibiendo además las manifestaciones que ésta haga de sus deseos y sus motivaciones más íntimas”.Acto seguido, el Guerrillero Heroico acota:
“[Un cuadro] Es un individuo de disciplina ideológica y administrativa, que conoce y practica el centralismo democrático y sabe valorar las contradicciones existentes en el método para aprovechar al máximo sus múltiples facetas; que sabe practicar en la producción el principio de la discusión colectiva y decisión y responsabilidad únicas, cuya fidelidad está probada […]”.
Casi de inmediato, el Che subraya que el cuadro “está dispuesto siempre a afrontar cualquier debate y a responder hasta con su vida de la buena marcha de la Revolución. Es, además, un individuo con capacidad de análisis propio, lo que le permite tomar las decisiones necesarias y practicar la iniciativa creadora de modo que no choque con la disciplina”.
Resulta natural, pues, que en la concepción guevariana el cuadro sea un creador, un dirigente de alta estatura, un técnico de buen nivel político que puede, razonando dialécticamente, llevar adelante su sector de producción o desarrollar a la masa desde su puesto político de dirección.
Tal vez más natural resulte que en la concepción guevariana el cuadro, aparentemente rodeado de virtudes difíciles de alcanzar, esté sin embargo presente en el pueblo ─sea de Cuba o de cualquier latitud─ y se encuentre día a día. Lo esencial es aprovechar todas las oportunidades que hay para desarrollarlo al máximo, para educarlo, para sacar de cada personalidad el mayor provecho y convertirla en el valor más útil para la nación.
Nunca debemos olvidar que el propio Guevara en el título en cuestión recordaba cómo al triunfo de la Revolución Cubana, a partir de 1959, se cometieron muchos errores en la parte administrativa del Ejecutivo, enormes fallas de los nuevos administradores de empresas, que tenían responsabilidades demasiado grandes en sus manos, sin que de ello escapara el escenario político. En consecuencia, se imponen amamantar la percepción del Che sobre el cuadro revolucionario con vistas a alejar pifias administrativas y pifias políticas.
Esta lección nos conduce a otras enseñanzas guevarianas, entre ellas las que están relacionadas con su escrito Contra el burocratismo, el que fue publicado originalmente también en la Revista Cuba Socialista, en febrero de 1963 ─a él se puede acceder hoy a través de www.cheguevara.com.ar.
Al respecto, llama la atención que para el Comandante Che Guevara el burocratismo no es un componente inherente al Socialismo, sino más bien un resultado vinculado a la inexperiencia, un elemento que objetivamente deja su impronta en el trabajo cotidiano debido a tres razones fundamentales ─según su propia consideración:
1ra razón.- la falta de motor interno: o sea, la carencia de interés del individuo por rendir su servicio al Estado y por superar una situación dada, traducido en una falta de conciencia revolucionaria o, en todo caso, en el conformismo frente a lo que anda mal. He aquí un mayúsculo peligro.
2da razón.- la falta de organización: es decir que el burocratismo genera cuellos de botellas, freno innecesario al flujo de las informaciones de las bases y de las instrucciones emanadas de los aparatos centrales, las que a veces toman rumbos extraviados y, otras, se traducen en indicaciones mal vertidas, contribuyendo a más distorsión. He aquí otro mayúsculo peligro.
3ra razón.- la falta de conocimientos técnicos suficientemente desarrollados como para poder tomar decisiones justas y en poco tiempo: esto se traduce en que las discusiones suelen volverse interminables, y después de una, dos, unas cuantas reuniones, el problema sigue vigente hasta que se resuelva por sí solo o hay que tomar una resolución cualquiera, por mala que sea. He aquí una tragedia de incalculable consecuencias.
Entonces, clave resulta exigir a todos los funcionarios (as), establecer límites de tiempo para cumplir las instrucciones emanadas de los organismos centrales, controlar correctamente y obligar a tomar decisiones en tiempo prudencial. Si nosotros logramos hacer todo ese trabajo ─pensaba el Che─, el burocratismo desaparecerá. Por ello, se trata de una tarea de la nación entera, del país empeñado en la construcción del Socialismo, es decir de los organismos dirigentes, fundamentalmente de la vanguardia partidista y de las organizaciones sociales y de masas, es decir del pueblo todo.
Precisamente, cuanto he señalado de manera sucinta nos enlaza con su carta devenida ensayo con el título El socialismo y el hombre en Cuba, publicada en el semanario Marcha, Montevideo, el 12 de marzo de 1965, la cual se encuentra en sus Escritos y discursos que difundió la Editorial de Ciencias Sociales de La Habana en 1977, y en www.patriagrande.net.
El texto, originalmente dirigido a Carlos Quijano (abogado, político, ensayista y periodista uruguayo, fundador y director del mencionado semanario, nació en Montevideo el 21 de marzo de 1900 y murió en México el 10 de junio de 1984 ─www.es.wikipedia.org) exhibe una asombrosa vigencia comprobable con solo acercarse el lector a su letra, algo típico en obras de autores de la talla del Comandante Che Guevara. Grosso modo, ilustro el porqué.
Ante todo, significo una advertencia guevariana: “el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes insignificantes; es el instante de rectificar […]”.
He partido de ahí porque la Revolución Cubana exhibe su histórica capacidad de corregir el rumbo cuando las condiciones así lo han demandado, algo comprobable si se examina ─por ejemplo─ lo que a mediados de los ochentas del pasado siglo fue denominado como “Procesos de rectificación de errores y tendencias negativas” y las medidas que actualmente tienen lugar en la mayor de las Antillas a tono con los discursos del compañero Raúl Castro de los pasados días 26/7 y 24/2 ─todo ello, un modesto legado al movimiento revolucionario internacional.
Asimismo, resulta de marcada actualidad la definición que nos proporciona el Che acerca del individuo como actor del extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad, en su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Ello explica su alerta en el sentido de la necesidad que tiene la sociedad en formación de competir muy duro con el pasado.
Igualmente resulta actual su advertencia sobre el carácter joven del Socialismo y la consiguiente posibilidad de cometer errores. “Los revolucionarios carecemos, muchas veces ─dice─, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó [...]”.
De aquí que él subraye el trascendental papel de la Juventud Comunista y su Partido en la edificación de nuestra sociedad. “Particularmente importante es la primera ─apunta─, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores” ─algo válido para cualquiera sociedad inspirada en similares principios.
También, carece de casualidad su insistencia en que el Partido es una organización de vanguardia, integrado por los mejores trabajadores que son propuestos por sus compañeros como posibles militantes; al tiempo que resalta el papel que juega la personalidad en la Historia, ejemplificando con el patrón del Comandante en Jefe Fidel Castro en la Revolución Cubana.
Por demás, en El socialismo y el hombre en Cuba el Che destaca cómo nuestro sacrificio constituye una acción consciente, una cuota que pagamos por la libertad que construimos; mientras no albergamos la menor duda de que el camino es largo y desconocido en parte, elemento generador de objetivas limitaciones pero también de la necesidad-estímulo para sobrepasar obstáculos en aras de la creación del hombre del siglo XXI.
Entre tanto, del Internacionalista Mayor conocido por el Che quizás hoy como nunca antes resulte indispensable rememorar su Mensaje a la Tricontinental, enviado precisamente mientras cumplía Misión en 1965, cuando otras tierras del mundo reclamaban el concurso de sus modestos esfuerzos (ver: Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, en: www.patriagrande.net).
A modo de aclaración, conviene recordar que la Tricontinental constituyó un Evento que ese año reunió en La Habana a destacadas figuras del Movimiento de Liberación de África, Asia y América Latina en los momentos en que el imperialismo internacional, bajo el liderazgo del "Norte revuelto y brutal", arremetía más y más contra los pobres de la Tierra y la humanidad en general.
En ese contexto, no resultó casual que el mencionado Mensaje de Ernesto Guevara de la Serna estuviera enfilado contra los pretendidos dueños del universo. Es precisamente aquí donde radica su actualidad. Si no, obsérvese usted:“Bajo el slogan, ‘no permitiremos otra Cuba’, se encubre la posibilidad de agresiones a mansalva” ─escribió el Comandante Che Guevara en aquella oportunidad.
Hoy por hoy, bajo el slogan de "la lucha contra el terrorismo", se encubre la posibilidad y la materialización de agresiones a mansalva y mucho más: a modo de ejemplo, ahí está el Irak invadido, saqueado y humillado; ahí está el ataque a Ecuador, tres meses atrás; ahí está el ingerencismo del fascista equipo que encabeza Bush, el hijo, en Venezuela, Bolivia…. Y apenas he destacado algunas pruebas al respecto.
En otra parte de su Mensaje a la Tricontinental, acotó el Che: “Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta”, para inmediatamente señalar: “la OEA [Organización de Estados Americanos] es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté; la ONU [Organización de las Naciones Unidas] es de una ineficiencia rayana en el ridículo o en lo trágico”. Y seguidamente, sentencia: “Se ha formado, de hecho, la internacional del crimen y la traición”.
Hoy por hoy, George W. Bush al frente del capitalismo mundial hace lo indecible en aras de que sus múltiples desatinos transiten a la luz de la impunidad; al tiempo que la OEA está muy atenta a sus funciones mediadoras (entiéndase parcializada las más de las veces a favor del Norte) si se trata de alguna nación que desobedece el dictado imperial, aunque se muestra inconsistente de cara a las peligrosas maniobras colombiano-estadounidenses contra la Patria de Bolívar.
Otro tanto se puede alegar en torno a las Naciones Unidas: cuando el Águila Imperial decidió apoderarse del petróleo iraquí con vistas a "salvar" a ese pueblo del Medio Oriente, la ignoró; pero ante la creciente insubordinación de quienes repudian a tales "salvadores", invoca a la ONU (entiéndase a la democracia vista desde Occidente) como si nada hubiera sucedido.
Tenga en cuenta que apenas he destacado algunas pruebas al respecto.
Como si fuera poco, George W. Bush ─quien de forma fraudulenta se hizo de la presidencia en los Estados Unidos gracias a los favores de la terrorista mafia gusano-yanqui de Miami─, no solamente apuesta a la internacional del crimen sino que también se empeña en mancillar el honor y la Patria cubana, a juzgar por las diabólicas medidas contenidas en el plan para acabar con nuestra Revolución Socialista y su discurso del pasado 21 de mayo (ver: Declaraciones del Presidente sobre Cuba en www.whitehouse.gov).
Así, frente a tanto desatino que nada tiene que ver con el sentido común ─incluido el cada vez mayor apoyo del pueblo norteamericano a las causas nobles del mundo, como es la nuestra─, con sobradas razones le podemos recordar al fascista equipo que encabeza el mandatario Bush Jr. que jamás renunciaremos a Nuestra Patria Revolucionaria y Socialista.
Frente a tanto desatino que nada tiene que ver con el sentido común ─incluidas las pretensiones de Mister W. y su seguidor Mister McCain, quienes marchan en dirección opuesta a las causas nobles del mundo que son apoyadas por el pueblo norteamericano─, asumimos como propias las reflexiones del Comandante en Jefe Fidel Castro tituladas Las ideas inmortales de Martí [www.granma.cu, 23/5/08], particularmente cuando dijo:
“Las groseras mentiras de McCain y de Bush constituyen el único camino para no obtener absolutamente nada del pueblo heroico que ha sabido resistir el poder del imperio durante casi medio siglo”. “Deseamos consignarlo ante la historia: ¡las ideas inmortales que Martí irrigó con su sangre no serán jamás traicionadas!”
En tal escenario, obviamente nos hacemos acompañar del Comandante Che Guevara.
En resumen, resulta de utilidad extrema tener presente:
a) con el Comandante Che Guevara es comprensible que desarrollar cuadros sea una tarea inaplazable; al tiempo que íntimamente ligado a ello se revele la capacidad de sacrificio, de demostrar con el propio ejemplo las verdades y consignas de la Revolución. Así, es comprensible que el Che sea paradigma de legítimo cuadro.
b) de la mano del Guerrillero Heroico, podemos y debemos darle un puntapié a todo lo que se asocie al burocratismo, es decir a la corrupción, el formalismo, el verticalismo, el papeleo, el peloteo, el reunionismo, la insensibilidad y subestimación de las ideas de los entendidos, entre otras desgracias. Es un asunto de seguridad nacional. Al respecto, merece ser consultado el trabajo Una pelea contra el dragón de las cien cabezas (www.juventidrebelde.cu, 18/5/08).
c) con la concepción guevariana hemos de edificar el Socialismo en el Siglo XXI, consciente de que el éxito dependerá de la calidad de la persona, de los valores aprehendidos por infantes, adolescentes, jóvenes y adultos, de la armonía en el sistema político, de la capacidad de la vanguardia partidista para ser carne-sangre sudor-lágrima-corazón-creatividad popular.
d) de la mano del Internacionalista Mayor hemos de aspirar a construir un mundo mejor, un universo en que se abra paso la triada persona-sociedad-naturaleza en la misma medida en que la internacional del crimen ceda a la internacional de la bondad, en la misma medida en que la Globalización Neoliberal ceda el paso a la Globalización de la Fraternidad.
e) las lecciones del argentino-cubano Ernesto Guevara de la Serna constituyen sabia con la cual hemos de marchar hacia la creación del hombre y la mujer del siglo XXI que él mismo vislumbró.
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